Locamente Enamorados

Die?

[DOS DIAS ATRÁS]

Después de recibir aquella carta con evidentes amenazas en su desesperación Jooheon intentó rápidamente contactarse con su hermana, intentaría advertirle de nuevo el peligro que corría, mentiría si dijera que no temía por la vida de su única hermana; pero, nunca respondió el millar de llamadas que le hizo, lo que causó; se sintiera aún más inquieto de lo que ya estaba.

Llamó a su madre pero todo el tiempo le decían que estaba ocupada en juntas o en reuniones con sus amigas presentando a su nuevo yerno, algo típico de su madre puesto que era de las personas de creencias banales que pensaban que tenía que presumirlo todo, sólo porque era de la alta sociedad.

Después de mucho intentar ya sólo le quedaba una opción por agotar.

-Joo, sé que puedes hacerlo... No es momento para mantener el orgullo -Le ánimo el menor. Habían estado hablando sobre él como podían seguir el plan que sugirió el sargento Son.

El anaranjado respiró profundo, tomó  valor de las palabras que Changkyun le había dicho, pues tenía razón; debía dejar el orgullo y el resentimiento a un lado.

Cauteloso marcó a la oficina de su padre y en unos cuántos segundos fue atendido por aquella  secretaria a quien recordaba bien de sus días de infancia. Está, cuando le dijo quien era se quedó un momento en silencio, jamás había llamado ahí, pero ella lo conocía, sabia quien era y por lo mismo le transfirió la llamada.

Algo ansioso Jooheon tomó la pálida mano de quien tenía a su lado y espero a que tomarán la llamada al otro lado de la línea, nervioso era poco para describir la desesperación que estaba sintiendo.

-Hola padre... -nombró exaltado, intentando no entrecortar sus palabras. Hacia años que no hablaba con su padre, el rencor que le guardaba aún era latente.

-Zhou Xian... Pensé que jamás llamarias a tu viejo padre -Habló sintiendo una mezcla de sorpresa y añoranza. Jooheon era su único hijo varón y como padre, amaba a su hijo; sólo que en su afán de buscar lo mejor para él, le había cortado las alas antes de que empezará a volar. Y el escuchar su voz después de tantos años de no haber visto si quiera su rostro, le hacía pensar en todo lo que se había pedido en la vida de su hijo.

-Creí que tal vez no querías saber de mí...

La manera en la que el hombre le contestó le hizo estar un poco más tranquilo, sólo un poco; pues al principio pensó que ni si quiera iba a recibir su llamada o que le lanzaría palabras hirientes a diestra y siniestra antes de que si quiera formulara una frase.

- Ha pasado mucho tiempo... -respondió algo afligido al otro lado de la línea- Soy más viejo y he olvidado lo malo de aquellos tiempos... -Fingio, pues recordaba a la perfección sus acciones en aquel entonces y si lo veía en retrospectiva, estaba arrepentido, la familia no había sido la misma desde que su pequeño hijo decidió cortar los lazos con él y en el transcurso de todos esos años apenas y podía enterarse que era lo que estaba haciendo con su vida.

Aún que durante esos años Jooheon se había encargado de llevar una buena vida fuera de la vista de su padre y aún que los logros fueron pequeños, el se sentía satisfecho con la vida que estaba llevando.

Changkyun acariciaba suavemente con la palma de su mano la espalda de Jooheon intentando darle apoyo, era evidente en su cara que el hablarle no se le hacía del todo fácil. Sus ojitos brillando y las lágrimas amenazando con desbordarse hablaban por si solas. Y el verlo tan sensible hacía que él también se sintiera lastimado.

- Pero yo aún lo recuerdo... -hipó

-Te pido que no lo hagas, tal vez no es el momento, ni el motivo de tu llamada... Pero quiero aprovechar para decirte que no hubo momento en todos estos años en los que no me arrepintiera ni por un segundo de la decisión que te obligue a tomar... -Su voz se quebró un poco, pero recobró la compostura- si aún no es tarde, quiero pedirte perdón; no quiero pasar los últimos años de mi vida lamentando el haber hechado a mi único hijo de su propia casa, por no cumplir mis caprichos de padre sobreprotector... Todos estos años te extrañé tanto...