Mi ¿Diario?

Siento que una parte de mí ha muerto

La oscuridad me acoge y me arrulla durante la extensa noche en la cual no puedo consiliar el sueño. Adoraría un poco de consuelo para una noche tan silenciosa y fría, pero me siento sola, apartada de metas, sueños, aspiraciones. 

Me siento apartada de lo que algún día fuí.

Pero ahora que se supone que soy adulta, estoy en los últimos semestres, estoy creciendo y aprendiendo a ser responsable de mis decisiones y de mi pobre ser.
Por ahora creo que no siento nada, debería sentir dolor, agonía, tristeza, ansiedad, o algo parecido, pero he bloqueado un poco de mi humanidad para sobrellevar lo que se avecina.
Mi psicólogo diría que en cualquier momento estallará el corazón que almacena tanto y de hecho, siento ya dolor en el pecho. Ese dolor que aqueja mi ser, el que agoniza, el que no pasa por los días y se agudiza por las noches. Estoy escribiendo para no pensar, aunque para escribir tengo que poner a flor de piel mis sentimientos; ojalá existiera alguna manera de apagarlos para que no revoloteen más en mi cabeza. 

Mi voz resuena al momento de acostarme, quisiera que se calle, que desaparezca, quedarme en blanco y nada más.  Quisiera que mi corazón no lata más, apagar el fuego que lo hace existir, terminarlo de romper porque lastimado ya está. Y es que ¿quién te prepara para el dolor, la tristeza y la agonía del ser? ¿Quién te dice lo que es mejor para uno mismo? ¿Sentir o dejar de hacerlo? ¿Vivir o..? 

Estoy agotada, y no van más de dos días sin conciliar el sueño, no van más de dos lunas en las que me siento vacía por las noches y los días. Tengo una parte de esperanza que aguarda sigilosamente en algún rincón de mi vida, esperando por alcanzarme y arrullarme entre sus brazos. Pero no dejo que lo haga, porque en mí no hay más que pensamientos aburridos, sosos, oscuros. Pensamientos de los cuales no puedo escapar. 

Estoy consciente que puedo. Pero ¿Yo? Yo no quiero. 

Por eso siento que una parte de mí ha muerto.