Capítulo Dos

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          El día transcurrió normal, sin ninguna novedad por lo menos para mí, aunque no podía sacarme de la cabeza a ese tal Kai. ¿Quién se creía ese imbécil? Demonios, aún sigo molesto con él.  Decidí entrar a la biblioteca a leer un poco para poder distraerme aunque sea un rato, cuando veo a ese imbécil acosando a otro idiota. Vaya, a este tipo le encanta fastidiar.

 —Escúchame bien, ratita… Me vas a dar ese dinero si no quieres que queme tu historieta. —Le oí decir, amenazando a su pobre víctima con un encendedor.

—S-sí, JongIn… Digo… —Kai pareció molestarse mucho más e hizo lo mismo que conmigo, le tomó por el cuello de su camisa, acercándolo.

— ¿Qué me dijiste? —Vaya, su mirada sí que intimidaba.

—Kai… —susurró el pobre chico.

—No, idiota… ¿Cómo me llamaste?

        Era hora de actuar. Di un paso, y me fijé en una cosa. El mismo amigo que intentaba controlarlo cuando me amenazó, ese tal orejón, apretaba sus puños mientras mordía su labio. ¿Qué tramaba?, ¿por qué se comportaba así? Quizás Kai lo amenazó con que no interviniera. Pero era raro… Se veía como si quisiera llorar o golpear a Kai por maltratar a ese chico. ¿Qué sucede aquí?

 —Hey, idiota. —Llamé su atención. Todos se voltearon a verme, sobre todo él con esa mirada potentísima que tenía. —Suéltalo.

        Lo soltó bruscamente e inmediatamente se me acercó. Se paró frente a mí, como burlándose de mi altura. Joder, maldita desventaja. Me mantuve firme y seguro. Tampoco iba a dejar que siguiera amenazando a los frikis o ñoños, como ha sido siempre.

 — ¿Qué saco con pelear contigo, maldito Ojos de Sapo? —Me dijo en el oído, empujándome. —Vamos, Chanyeol. Tengo hambre.

        El orejón se alejó del chico. Pude notar que tenía los ojos llorosos mientras seguía en la misma posición. ¿Qué le pasaba? Miró hacia el frente y se volteó, caminando hacia mí. Me miró con un rostro endurecido, sabía que lo estaba mirando. Se fueron de la biblioteca y me acerqué al chico. Tenía unos bonitos rasgos, aunque algo femenino, un pelo castaño y con algunas ondas.

 — ¿Estás bien? —Le pregunté, sentándome frente a él.

—S-sí… —Se mordió el labio. Intentaba no llorar.

— ¿Seguro? —Me miró a los ojos y se le escapó una lágrima. —Ven, vamos a comer algo, pero primero bota todo lo que te aprieta en la garganta.

       Y así lo hizo. Se cruzó de brazos en la mesa, apoyando su cabeza en ellos y lo sentí sollozar. Me acerqué más a él y le sobé la espalda para que pudiera descargarse. Pobrecillo, quizás cuántas veces lo maltrataron.

       Dejé que se desahogara totalmente y lo invité a pasar el resto del almuerzo conmigo. Se llamaba Baekhyun, era más o menos de mi misma estatura, y su personalidad era encantadora y divertida, pero siempre mostrándose tímido. A medida que recorríamos el colegio, más cosas aprendía sobre él, como que era un casi vecino mío, ya que vivía a una cuadra de mi casa, vivía con su abuela ya que sus padres trabajaban toda la semana y sólo venían por el fin de semana. También me ha contado que lleva viviendo aquí casi once años, que prácticamente nació aquí junto con sus hermanos. Y para conocer más a fondo, ya que nos hemos vuelto amigos, me invitó a cenar en su casa. Claro que mañana le llevaré a conocer la mía, si es que Seungsoo o mi madre no están con los nervios de punta, o “anden con la mona”*.

        Finalizamos el día con ciencias, física. En seguida me gané al profesor, me sabía toda la materia ya que pasé todo el verano estudiando, a parte de que en mi colegio anterior ya habíamos pasado esa materia. Fui con Baekhyun a su casa, y para no llegar con más problemas a casa le envié un mensaje a mi mamá informándole que no llegaría temprano a la casa, respondiéndome que me cuidara y que en la noche tendríamos que hablar con respecto a mi conducta. Pero luego de ver ese mensaje, algo me llamó la atención, y lo vi con mucha casualidad. Ese orejón al que se le conoce como Chanyeol miraba a Baekhyun, pero no era con odio, lo miraba como anhelándolo, como si él no fuera humano, más bien como si fuera un dios o algo así. Sus ojos reflejaban lo contrario al odio. ¿A caso es…? ¿Será…? Vaya, esa debe ser la razón de por qué estaba así luego de que Kai lo atacara. Pero Baekhyun también lo miraba, frunciendo sus labios. Inmediatamente, Chanyeol bajó la vista, algo triste, mientras asentía. Y apareció ese negro de labios gruesos, con esas trenzas a lo Tom Kaulitz, pero mucho más cortas y con su tono café. Lo tomó por los hombros enseñándole unos sobres. Ha de ser bueno para volarse. Chanyeol lo miró, intentando sonreír, mientras que Baek lo miraba con desaprobación y aceleró el paso. Algo pasa aquí. Volví a mirar a Chanyeol, pero esta vez me encontré con los ojos de Kai. Mierda. Sentí que me estremecía y me quedé paralizado por un momento. Maldita sea su mirada, tan penetrante, tan intensa. Dios, o quién sea, bendiga esos preciosos ojos… ¿Pero qué diablos estoy diciendo? Caray, debería dejar de comer gomitas en forma de ositos.

No me dejes caer. || Kaisoo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora