Capítulo tres.

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      El día siguiente me levanté con mucho más ánimo, no sé por qué a sí que lo tomé por el hecho de que es por tener un nuevo amigo. Estaba ansioso ya que nunca experimenté el tener un amigo en el colegio. Andaba feliz, tan así que no ocasioné ningún problema en el desayuno, ni me enfurecí con las bromas de mi hermano. Aunque hubo algo que me alertó…

 —Parece que alguien se ha levantado de buen humor, ¿acaso nuestro pequeño se ha enamorado?… ㅡAl escuchar ese comentario proveniente de mi padre hizo que me detuviera en seco. ¿Y si era así? ¿O sea… me enamoré de alguien al que apenas conozco, y que además anda con alguien? O peor… ¿me enamoré de un chico? ¿QUÉ?

—Lo siento, mamá, papá, es tarde, los quiero. —Dije exaltado.

       Salí corriendo nuevamente al colegio, intentando sacar de mi cabeza esa pregunta que me atormentaba totalmente. Oh, vaya… Esto da miedo, terror. No puede estar pasando, por supuesto que no…  ¡Pero por supuesto que no! ¡Ay, Kyungsoo, no pienses leseras, es la emoción de tener un nuevo amigo, un único amigo, eso es todo! Decidí parar e ir a tomar el autobús para poder distraerme. Le mostré mi tarjeta de estudiante al conductor para que me dejara entrar y me fui a sentar atrás, casi al medio del autobús. Estaba casi lleno, pero nadie hablaba con nadie, pero todos me miraban. De acuerdo, soy nuevo aquí, era obvio que lo harían. Hasta que escuché un molestoso comentario proveniente de los asientos de más atrás.

 —Mira, el Ojos de Sapo…

—Vaya, que curioso, teniendo tanto dinero, decide tomar un autobús.

— ¿Qué es lo que le pasa?

—Ojos de Sapo, jajá, que asco.

        Aguanté las inmensas ganas de levantarme e ir a golpearlos, de defenderme de algún modo. Quería encarar a esos hijos de puta. Respiré hondo. A donde fuera, alguien me provocaría sea como sea… Los odio a todos, la verdad. Si no es en mi casa con ese maldito de Seungsoo, es en el autobús, y si no es en el autobús, ni me imagino cómo será en el colegio… Si Kai me ataca, creo que no dudaré en explotar.

       Y efectivamente, la “paz” se acabó.

       Pasamos por una zona más o menos pobre de la ciudad, donde las casas sólo eran de un piso, eran pequeñísimas, deterioradas, feas, de madera y otros materiales… ¿Quién viviría por aquí? Efectivamente… Lo vi, parado frente a un paradero que no tenía ni un asiento. Andaba vestido con una musculosa negra y unos pantalones bombachos de buzo algo desgastados. A sí que él vive por aquí… Ahora saco mis conclusiones para explicar por qué es así. Pero vi algo en él que era diferente cuando se acercaba el bus. Su rostro estaba triste, fúnebre. Miró hacia atrás a lo que respectivamente era su casa, una deteriorada casa, echa de madera aunque estaba podrida, algunos hoyos eran tapados por ladrillos o género. Su techo no era un lindo tejado, era más bien lata, tela, plástico, lo que sea. Eso no era un hogar. Volvió a mirar hacia el bus que se acercaba, cambiando su triste mueca a un sombrío rostro, como siempre, endurecido e intimidante. El bus se detuvo y por mi desgracia, quedé frente a él. Pude notar que se sorprendió, pero no lo hizo muy notorio para los demás. Frunció el ceño y se subió. Miró todos los puestos, intimidando a todos, haciendo que se corrieran para ofrecerle un asiento. Pero rechazó todos, y con mi fortuna, se sentó atrás mío. El autobús comenzó a andar. Contuve la respiración ante cualquier cosa, cuando siento que alguien respiraba en mi cuello mientras soltaba una suave y antipática risa. Típico de Kai.

 — ¿Qué haces tú aquí? Pensé que vendrías en tu Mercedes o en un Lamborghini, o quizás una limosina. ㅡLe dio una mordida a algo que supongo era una manzana.

—No poseo esos lujos.

— ¿Ah no?... Es curioso viniendo de alguien que vive en el lugar más adinerado y elegante de la ciudad. ㅡSe echó hacia atrás, apoyándose en un brazo, mientras que con el otro sostenía su manzana.

No me dejes caer. || Kaisoo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora