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Minuto de silencio

"El dolor es como el océano; viene en olas que fluyen y decrecen. A veces el agua está en calma, y a veces es abrumadora. Todo lo que podemos hacer es aprender a nadar". Karen Lamb

A la mañana siguiente, me desperté en sus brazos. Qué sensación tan agradable.

Tenía la cara presionada contra su pecho desnudo y podía oír sus suaves ronquidos. Solté una risita y levanté la cabeza para echar un vistazo a la cara del tigre dormido. Me encantaba cómo sus oscuros mechones ocultaban sus ojos y su boca levemente abierta, haciéndome desear besarla. Me moví lentamente, asegurándome de no despertarlo y abandoné la cama. Revisé mi teléfono, ya eran las 9 de la mañana. Hice clic en la aplicación de mensajes de texto y me di cuenta de que había recibido dos mensajes; uno del jefe y otro de Jack. Namjoon envió un mensaje de texto diciendo que había una reunión en una hora y Jackson escribió un simple gracias por tu ayuda, guapo.

Sonreí y dejé escapar un suspiro. Por mucho que los últimos dos preciados días me pusieran triste, todavía había cosas que me hacían ligeramente feliz. Como el hecho de tener un novio que me consuela, amigos que confían en mí y una madre que me quiere. A veces las cosas sencillas pueden ser lo suficientemente fuertes y poderosas como para hacer que la pena de alguien desaparezca como el polvo.

Me acerqué a la cama y me senté en un lado. Acaricié suavemente el pelo de mi novio y le planté un beso en la sien: "Hyung, despierta" susurré, mis labios no se apartaron de su suave piel. "Tenemos reunión en menos de una hora."

Se quejó y se movió ligeramente. Sentí su mano apoyada en la mía y luego una sonrisa apareció en su rostro somnoliento. Me sonrojé cuando mi corazón latió literalmente más rápido, no podía creer que aún pudiera hacerme sentir así. Él no hizo nada y sin embargo yo caigo cada vez más rápido. Ah, estoy tan afectado.

Agarró mi mano con fuerza y la movió hacia sus labios para besarla. No una ni dos veces. Siguió besando la piel de mi mano hasta que me eché a reír y le abracé con fuerza. "¡Hyung!" Grité, "Realmente tenemos que irnos."

Masculló algo que no entendí y se levantó de la cama para dirigirse al baño. Se cepilló los dientes y se lavó la cara mientras yo me ponía el traje negro. Me miré la cara en el espejo, estaba cubierta de pequeñas cicatrices y moratones alrededor de los labios. No me había dado cuenta de que los tenía hasta que me vi. Me toqué la mancha oscura de la comisura de los labios y fruncí el ceño porque me dolía.

Tigre apareció detrás de mí, lo vi apoyando su cabeza en mi hombro mientras me miraba a través del cristal. "Incluso tus cicatrices son hermosas", susurró. "Demuestran tu valor y tu fuerza". Le vi sonreír y, maldita sea, me hizo enloquecer.

Sus labios rozaron mi nuca mientras sus manos se paseaban por mi cintura. Suspiré y cerré los ojos para sentirlo, para sentir su amor en lo más profundo de mi ser.

Oh, cuánto me gustan las mañanas como ésta.

En la cafetería, vi a Jennie sentada con el apuesto guardia de seguridad que nos salvó en Busan.

El pobre hombre se sonrojaba mucho y sonreía de oreja a oreja mientras escuchaba atentamente lo que la chica le contaba.

Adiviné que había aceptado unirse a nosotros a juzgar por el logotipo de Bullet & Co en la chaqueta de su traje. Suspiré, sintiendo admiración por nuestro jefe. Una vez más.

A pesar del peligro de ser atrapado, de las consecuencias que podría sufrir una vez que las grandes cabezas sepan de su empresa, siempre se asegura de ayudar a tanta gente como pueda.

Con las grandes sumas de dinero que nos pagan nuestros clientes, paga nuestra comida, nuestra ropa, nuestras armas y todo lo necesario para llevar una vida cómoda.