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- ¡Shanell, ya levántate y apaga eso! – la voz molesta de mi hermano se hizo presente entre la hambruna de mi sueño.

Lo ignore y me gire sobre mí misma para abrazar a mi almohada, acurrucándome. Puede que no sea la cama más cómoda del mundo pero moría de sueño.

Sentí como poco a poco volvía a quedarme dormida y no sé cuánto tiempo paso hasta que alguien grito con extrema fuerza en mi oído:

- ¡¡DESPIERTA QUE ES TARDE PARA EL COLEGIO!!

Solté un grito y me sobresalte, logrando que cayera al suelo alfombrado y soltara una palabrota. Alce la mirada y me encontré a Bock con una gran sonrisa en los labios mientras me miraba con una ceja alzada.

- Serás un hijo de... - dije entre dientes pero me corto.

Nuestra madre – termino Bock con voz de advertencia pero me importo un pepino – llevo más de media hora gritándote y no me respondiste. ¿Cómo alguien en este mundo puede dormir con una alarma a todo volumen? Tengo jaqueca por ese maldito sonido.

Puse los ojos en blanco antes de cerrarlos y acomodar los brazos contra el piso y recostar mi cabeza sobre estos.

-Cállate, Bock, y lárgate que mi siesta de belleza aun no termina.

Sentí como me tomo de la cintura y me elevo en el aire, de modo que mi abdomen estaba en su hombro y todo me dio vueltas.

- ¿Siesta de belleza? – dijo en tono burlón mientras salía del cuarto y caminaba por el pasillo – era más bien un jodido coma. Creí que tendría que llevarte al hospital.

- ¡Cállate y bájame! – chille mientras golpeaba su espalda con mis puños débilmente.

- Te vas a bañar, tomaras tu desayuno y te daré una tarjeta de autobús.

- ¡¿Qué?! – grite totalmente horrorizada - ¡una mierda, Bock! ¡Yo soy Shanell Lagerfeld, en la vida me he subido a esas cosas! ¡NI PLANEO HACERLO!

Me bajo con cuidado y fue cuando note que estaba en la entrada del baño. Me empujo con delicadeza dentro y me sonrió, pero era una sonrisa maliciosa.

- Apúrate que llegaras tarde, ahí te deje tu uniforme. 

- ¡No! – me cruce de brazos y di un pisotón al piso.

Dios, soy toda una niña. Bock se rio entre dientes con expresión divertida en su rostro.

- Diez minutos, Shanell – antes de replicarle que él no me manda, cerró la puerta en mis narices y yo solté un grito de frustración.

( ... )

- ¿No comerás? – pregunto Kelsy mientras comía muy animadamente su cereal y me miraba con sus alegres ojos cafés.

La mire mal pero Bock lanzo su mirada de advertencia y yo solté un suspiro y le sonreí de forma forzada a la chica delante de mí.

- No, gracias – respondí de forma educada.

Dylan estaba en la sala (obviamente enfrente de nosotras) mirando la tele mientras también devoraba como un animal su cereal, masticándolo con la boca entre abierta y tragando todo el contenido de una forma demasiado extraña. Echando la cabeza hacia atrás para que sus ojos no se despegaran de la tele.

- Ayer en la noche un banco fue asaltado y dicen que las pérdidas fueron más de cinco mil euros – dijo la señorita en la televisión – aquí tenemos las imágenes del momento exacto en el que abría una bóveda – mis ojos se abrieron como platos y mi mandíbula se desencajo al ver al chico que me había secuestrado (a mí y el coche de Bock), moviéndose como un jodido ninja – nadie sabe cómo fue que entro pero se dice que escapo con un cómplice en un auto camaro al cual no le pudieron sacar las placas...

It's Shanell, Bitch! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora