A partir del día siguiente adoptaron una rutina que para ambos resultaba igual de emocionante. Chimon seguía sonrojándose por los comentarios del menor y cuando se defendía con un comentario igual o peor, él se sonrojaba también. Ambos seguían sintiéndose nerviosos al verse a lo lejos mientras cerraban sus locales y se ponían tímidos al hallarse frente al contrario, brindándose sonrojos, sonrisas y miradas cómplices.
—Si sigues invitándome bebidas gratis, tu negocio quebrará. —Chimon afirmó sonriente a la par que bebía el contenido de su copa.
—Me invitas cafés gratis, es lo mínimo que puedo hacer. No quebraremos por unas cuantas bebidas de vez en cuando. —Nanon guiñó un ojo en su dirección, causando que se sonrojara.
—Preparas bebidas con pasión admirable, podría verte trabajar toda la vida y seguiría sintiéndome fascinado.
—Opino lo mismo, luces adorable mientras estás concentrado y sonríes involuntariamente, un ataque directo a mi corazón. —Se llevo la mano al pecho a la altura del corazón y sonrió de medio lado, enseñando un hoyuelo que Chimon no tardó en pinchar con su dedo índice.
—Es hora de irnos, se hace tarde. —Le tendió su copa ya vacía a Nanon, quien tras lavarla y dejarla completamente reluciente, salió junto a él del recinto.
Juntaron sus manos al comenzar a caminar en dirección a sus apartamentos, lo cual se convirtió en un hábito que traía calidez a sus corazones; se volvió una costumbre mecer sus manos unidas y conversar sobre sus días, disfrutando del ambiente y la compañía del contrario. Deshacer esa unión y decir adiós siempre resultaba una acción difícil de ejecutar, y tras minutos de despedirse, finalmente decidían separarse, solo para continuar hablando a través de sus teléfonos hasta que el sueño se apoderara de sus cuerpos.
Con el tiempo vinieron los abrazos, se encontraban a sí mismos anhelando estar entre los brazos del contrario, adorando la diferencia de alturas que le permitía a Chimon esconder su rostro en la curvatura del cuello del más alto, y a este apoyar su mentón con sutileza en la cabellera del más bajo. Un día de primavera, mientras comían helados y caminaban a través de un poco recurrido pero hermoso parque, vino un toque mucho más íntimo y especial.
—Chim, hace un par de días una chica y su amiga comenzaron a debatir sobre en qué lugar debían conversar y terminaron separándose. Adivina por qué.
—No lo sé, quizás ambas eran demasiado necias como para ceder ante la otra. —Se alzó de hombros y rio sutilmente. Nanon pasó un brazo por los hombros del mayor y lo dejó allí, apretando suavemente el hombro del más bajo.
—Una quería beber un cóctel y la otra quería un capuccino. Creo que es muy probable que esto ocurra con frecuencia, así que he estado pensándolo y considero que es una idea poco alocada. ¿Qué opinas sobre unir nuestros negocios? —Hizo una breve pausa, tanteando la reacción de Wachirawit, quien lo observaba expectante. —El ambiente es similar al igual que el color, hecho que es bastante curioso. A la izquierda estaría todo lo referente a cafés y a la derecha las bebidas. No sé, creo que es una buena idea y no me veo ejecutándola con alguien que no seas tú.
—Me parece genial, Non. —Sonrió convirtiendo sus ojos en un par de medias lunas —Estoy de acuerdo, hay que hacerlo. El local en medio de los nuestros es muy pequeño, podemos comprarlo y unir los tres. Quedaría uno solo realmente amplio.
—Hablaré con la dueña, desde hace un tiempo ha querido dejar el negocio, puede que la convenzamos.
—De acuerdo. —Asintió.
—Chimon, estuve pensando otra cosa también... —El mencionado lo miró esperando a que continuara. —Nos conocemos hace meses, pronto será un año, y sé que es poco tiempo, pero... te quiero. No, te amo. —Se corrigió rápidamente. —Eres una persona muy especial para mí, eres increíble y... no me cabe duda de que quiero compartir muchísimo tiempo más contigo.
—Por amor al café, Non, me harás llorar. —Lo abrazó y apoyó su rostro en su pecho.
—Mírame, cariño. —Posó una de sus manos en la espalda baja del mayor y alzó su rostro con la otra, haciendo que sus miradas se conectaran. Las mejillas sonrosadas y boca entreabierta del mayor eran tentadoras, daría todo por repartir besos a través de su rostro en ese momento y detenerse en aquellos aparentemente dulces y provocativos labios. —Quiero ser el amor de tu vida.
—Solo si soy el amor de la tuya.
Sonrieron y unieron sus labios en un beso lento, que transmitía todo el amor y cosas hermosas que estaban dispuestos a darle al contrario sin límites ni condiciones.
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❛ blue desires ❜ ⚘ namon
FanficEl amor y los deliciosos deseos azules mueven a las personas a hacer cosas inesperadas.