El Perro Que Tenía

2 0 0
                                    

El proceso duró tres días, mientras preparaban a Bozo y se hacía más papeleo. Aprovechamos ese tiempo para comprar todo lo que faltaba: alimento, collar y correa, su cama y un juguete que escogí especialmente para él.
Mis padres y yo habíamos acordado que Bozo dormiría en mi cuarto hasta que creciera, entonces tendría su propia casita en el patio.
En la tarde del cuarto día, papá salió a recoger a Bozo. Mamá se encargó de adecuar todo en mi cuarto para su llegada y yo me senté fuera, en la entrada de la casa, a esperarlos.

Aquel era el tipo de día que se queda grabado en tu memoria. Era un caluroso día de verano, a pesar de que el cielo no estaba precisamente despejado. En el aire se notaba una humedad tan pesada que habría agobiado a cualquiera, pero no a mí. Estaba tan emocionada que, en esos momentos, no me percaté de ello.

Finalmente, papá regresó y llevaba con él una transportadora, tapada vagamente con una manta grisácea. Me puse de pié, dispuesta a darles una efusiva bienvenida y entonces, lo escuché por primera vez.

Una especie de zumbido en mis oídos, tan intenso que incluso podía sentirlo recorrer el interior de mi cabeza, como si una gran mosca se hubiera quedado atrapada dentro. La sensación fue tan horrible que me hizo caer al suelo y tapar mis oídos con desesperación.

Cuando me di cuenta, ya estábamos dentro de casa. Me habían recostado en mi cama y mamá estaba acariciando mi cabeza con suavidad.

- ¿Cómo te sientes, mi amor?

Tardé unos segundos en procesar lo que había pasado y, confundida, llevé mi mano a mi oreja.

- Mis oídos...

Mamá me miró, divertida.

- Estuviste sentada afuera por horas, con este calor insoportable y la humedad tapó tus oídos. ¡Sólo faltaba que tu nariz empezara a sangrar también! - Dijo, mientras despeinaba mi cabello y reía burlonamente. Me pareció algo bastante lógico y empecé a reír con ella.

Papá se encontraba de rodillas a los pies de mi cama. Cuando se incorporó, me dijo en una voz suave:

- Parece que a Bozo le gustó la camita que escogiste. ¡Se quedó profundamente dormido! Trata de no despertarlo, para que mañana tenga energía para jugar contigo.

Me sentí decepcionada, había arruinado mi primer día con Bozo y ni siquiera tuve la oportunidad de darle la bienvenida.
Mamá me llevó un sándwich y un vaso de leche tibia a la cama y, al regresar por el plato, me dio un beso en la frente y las buenas noches.

No sé en qué momento me quedé dormida, pero sí recuerdo haber sido despertada por una sensación desagradable. Al abrir los ojos, vi a Bozo. Estaba echado sobre mí, mirándome fijamente. Recuerdo haber pensado que pesaba demasiado para su pequeño tamaño.
A pesar de que era algo difícil de distinguir debido a la oscuridad de la noche, estaba segura de que me estaba observando. Podía sentir sus vacíos ojos clavados en los míos.
Sólo pude cerrar mis ojos, apretándolos fuertemente. Al abrirlos de nuevo, no había nada encima de mí, todo parecía normal. "Fue sólo un sueño..." y volví a dormir.

Cuando desperté al día siguiente, mi primer impulso fue saludar a Bozo; pero cuando me acerqué, vi que no había nada en su camita. Extrañada, salí de mi cuarto y avancé lentamente. El sonido de mis padres discutiendo se hacía más y más fuerte a medida que me acercaba a la cocina.

- ¿Dónde está Bozo? - pregunté.

Hubo silencio por unos segundos. Mamá se puso sobre sus rodillas, tomo mis manos y me miró con una expresión de culpa en el rostro.

- Bozo... estaba algo enfermo, cariño. Lo siento.

Inmediatamente, el sueño de anoche volvió a mi cabeza. ¿Realmente fue un sueño?
Desconcertada y con dificultad, logré articular las siguientes palabras.

- ¿Bozo murió?

Su cálida mano acarició mi mejilla.

- Llamamos al albergue y les contamos lo que sucedió. Lo lamentan mucho y, dijeron que nos mandarían el cachorro más bonito que pudieran encontrar.

No pude decir nada más, no sabía cómo reaccionar. Mamá me abrazó con fuerza.
Asumieron que estaba muy deprimida por la noticia, así que trataron de consentirme por el resto del día. Hicieron muchas cosas para intentar alegrarme y yo no lo entendía, pues la noticia de la muerte de Bozo me había llenado de un alivio indescriptible.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 30, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Perro Que QueríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora