2. Dudas.

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El profesor seguía teniendo sus dudas. ¿Era correcto aceptar el trato de la responsable de la tortura física de Río y la persona que había mantenido a su mujer 3 días bajo arresto ilegal?

— Es sencillo, –dijo Alicia- yo se que tú puedes manipular cualquier teléfono o archivos, se que puedes conseguir las conversaciones que Tamayo tenga en los próximos días y se de sobra que habrá material suficiente para que, con ayuda de una confesión mía, parezca que fue él quien me obligó a hacerlo y después intentó cargarme el muerto. O con suerte incluso puedo inculparle a él.

—¿Crees que es tan fácil?

—Llevo 16 años en la policía, se perfectamente de qué pie cojean, cuando se hacen este tipo de cosas es muy fácil darle la vuelta a todo en un momento, son cosas que pocas personas han visto y de las que no se deja constancia en ninguna parte, pero solo tú me puedes ayudar, Prieto ya está en la cárcel, prisión preventiva, pero sé que antes de eso Prieto y Tamayo hablaron de incriminarme solo a mí, que fui la que hice el trabajo sucio, si consigo eso y las conversaciones que tenga Tamayo en los próximos días, porque sé que se irá de la lengua, lo conozco, nadie podrá saber que pasó realmente.

—Pero Río sigue siendo un testigo.

—Pero tu parte del plan incluye que Río no hable.

—Por pura decencia no sé si debo aceptar esto.

—Estás en todo tu derecho. Ah, por cierto, Raquel me dejó muy claro cuando hablamos lo enamorada que está de ti, no te la mereces, que quieres que te diga.

—¿A cuento de que viene eso?

— Solo quería decírtelo.

Alicia se levantó con la intención de marcharse pero el profesor la detuvo y ella sacó de nuevo la pistola, presionando contra el estómago de su rival.

—Suéltame o te disparo. Me has dicho que no aceptabas, yo ya te he contado lo que haría si no.

—Yo no he dicho que no. Voy a aceptar tu propuesta, pero si me la juegas te juro que voy a ser yo mismo quien te hunda Sierra. Ah y hay una condición.

—¿Cuál?

—No puedes moverte de aquí. Si vamos a trabajar juntos no me voy a arriesgar a que tengas un cómplice fuera que sepa dónde estoy.

— ¿Acaso crees que tengo otro sitio mejor a dónde ir? – sonrió-

—Siéntate donde quieras, tengo que llamar al banco.

—Que divertido. –dijo sarcástica-

—Ni se te ocurra decir una palabra.

Alicia hizo el típico gesto que hacen los niños pequeños cuando les piden que cierren la boca con cremallera, mientras el profesor la miraba un tanto extrañado. La verdad era que lo único que había hecho era jugar con el profesor. Alicia sabía de sobra que en cuanto le mencionase a Raquel, este pensaría en que si ella lo dalataba, no volvería a verla. El profesor era listo, pero Alicia era tan o incluso más lista que él. Y la verdad es que al final Alicia Sierra sería un punto clave para la huída de los atracadores.

...

—Escuchadme bien todos –dijo el profesor- ahí dentro van a cambiar las cosas. Palermo, sigo confiando en ti, pero sintiéndolo mucho no puedo dejarte al mando. Tokio, vas a compartir el mando con Lisboa, ella es la única que conoce absolutamente todo lo que conozco yo y si yo no puedo hablar con vosotros haréis lo que ella os diga.

—Bueno señores vamos a ser gobernados por dos mujeres que ni siquiera crearon el plan. –dijo Palermo en tono burlón-

— ¿Tienes algún problema con ello? –respondió Tokio.

Somos La Resistencia [LCDP5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora