El armario

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El rubio me observó en silencio y su sonrisa comenzó a flaquear dándome a conocer que en ese preciso momento lo que menos quería era mantener una charla seria conmigo, pero no debía de seguirla postergando, no quería malentendidos con el.

-Lo que sucedió en la plaza...

-Lo sé, tenías cosas más importantes que hacer, no tenías tiempo de hablar conmigo.

-Sabes que eso es mentira.

Apretó los labios y bajó la mirada a la bandeja que había preparado llena de botanas; sus manos comenzaron a temblar y se obligó a si mismo a dejar la charola sobre la barra de cocina para no dejarla caer en algún mal movimiento.

-¿Fue por mi?

-Si, no hay alguna otra razón alguna para que me fuera tan apresurado.

-De verdad no quise incomodarte.

Parpadee algo confuso, no creía haber oído bien; ¿Había dicho incomodarme? Creo que cada vez me mal interpretaba mas, si me fui por el pero por qué traía su regalo, jamás llegaría a incomodarme.

-...¿De que estás...?

-Naruto, ¿Qué estás haciendo aquí?

Una tercera persona me interrumpió, era el chico que siempre traía consigo un extraño olor a perro y que compartía demasiadas similitudes con uno, no me desagradaba el, pero tampoco hablábamos mucho.

Lo miré algo molesto por la repentina interrupción y el castaño nos miró confundido, pero ese sentimiento le fue leve pues de un instante a otro recordó a lo que venía dejando mi presencia de lado.

-... Nuestros amigos quieren que te nos unas en un juego, nos faltan dos chicos y tú vendrías perfecto por tu cumpleaños ¿Qué dices?

-Suena a qué va a ser divertido, claro que voy.

-Genial... ¿Te gustaría venir Gaara?

Pues... Ya no podía hablar bien con Naru, y la idea no me emocionaba mucho, pero así podía pasar más tiempo con mi mejor amigo, así que ¿De que otra me quedaba?

-Por supuesto.

-Perfecto, es que el amargado de Shikamaru no quiso jugar por qué tiene novia y esas cosas.

Tomó la mano del cumpleañero y salió del lugar teniéndome a mi siguiéndolos en todo momento hasta que llegamos con el resto de amigos de Naruto quienes se veían más pasados de copas que la mismísima directora de nuestra antigua institución, a excepción de Rock Lee, nadie le había permitido beber en toda la noche.

Todos ellos estaban sentados al rededor de lo que era una botella de alcohol vacía y estaban intercalados entre hombres y mujeres; los participantes eran Hinata, Kiba, Sakura, Naruto, Tenten, Sasuke, Ino, Lee y... Yo. Los números estaban mal, sobraba un chico, no les faltaba.

Naruto al parecer también se dio cuenta de eso, pues chocamos las miradas y ambos nos pedíamos algún tipo de explicación.

-Bien, tu Naruto te sentirás a mi lado y tú Gaara... Enfrente de nosotros, ahí hay un lugar.

-Mmm... Oye Kiba... Creo que tus cuentas estaban mal...

-No, así lo acordamos todos, será más interesante.

-¿Exactamente que jugaremos?

-Veamos Gaara, todo a su tiempo, le puedes preguntar a alguno de los que están a tu lado.

No muy convencido me senté dónde me dijeron, junto a Lee, y todo comenzó; se iban turnando para girar la botella y los que quedaban emparejados tenían que decidir entre dos cosas: Besarse o encerrarse en un armario con la otra persona por siete minutos, la mayoría se iba por la primera opción bajo las palabras de "no perder tiempo".

El armarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora