Esto Se Acaba Aquí, Y Ahora

378 14 1
                                    

La mañana llegó, haciendo que el gigante sol de la ciudad Cancún entrará por el gran ventanal de mi habitación. Abrí lentamente mis ojos, y mire a mi hija aún dormida, y a su lado su padre, quien estaba en el mismo estado. Lo más sutilmente posible, me levanté de la cama y tome una camisa de mi esposo que encontré en la pequeña cuna de nuestra hija, que por cierto ya no usaba esa cuna desde hace tiempo.

Con mis senos cubiertos por la camisa, me dirigí hacia mi balcón, me apoyé en el barandal y mire el hermoso mar que nos rodeaba. Me quedé "Mirando a la nada y pensando en todo". Hoy iríamos a hacernos los 4 el examen, Emmett, Bárbara Roma y yo. En realidad no llevaríamos Romita, porque no quería atormentarla.
¿Que pasaría después? ¿Y si Roma de verdad era hija de Bárbara? ¿Se la tendríamos que entregar? ¿Vivir sin Roma?. Imposible.

-buenos días- se anunció mi esposo y dejó un beso en mi cuello.

Sonreí -buenos días- me voltee para mirarlo, y empezar mi mañana con un apasionada beso de sus hermosos labios.

-¿estas bien?- preguntó.

-intento estarlo- me encogi de hombros.

-ven aquí- me dijo y me tomo en sus brazos.

(Acompañen estaparte con la canción de arriba)

Me besó. Lento, pero salvaje. Sin darme cuenta ya estábamos fuera de nuestra habitación, subiendo las escaleras para llegar al cuarto piso. Abrió una puerta, y me depositó en la gran cama del cuarto de juegos. En un rápido movimiento quitó la camisa y mis ropa interior.

-Tócate- lo escuché decir entre besos. Detuve el beso para serciorarme de haber escuchado bien. Me miro serio, con autoridad, como siempre lo hacía en el cuarto de juegos. -Tócate Rosalie- me ordenó.

Deslise mi mano tímidamente desde mis senos, por mi abdomen, mi vientre, hasta mi entrepierna y ahí, empecé a masajear lentamente mi clítoris. Era mi propia vagina, asique yo sabía bien lo que me gustaba. Undí dos dedos en mi centro y empecé a meterlos y sacarlos rápidamente. Mis jugos empezaron a chorrear.
Emmett me miraba, pude notar la excitación en su rostro.

-te aré una pregunta- dijo mordiendo uno de mis pesones. Gemí. -¿hacías esto cuando estabas sola? ¿te dabas placer a ti misma pensando en mi?- preguntó, masajeando mi clítoris, aumentando más mi excitación y gemidos.

-si... señor- respondí como puede.

-ahora quiero tres dedos dentro de ti- dijo mientras se paraba de la cama.

Obedecí, metiendo otro dedo dentro de mi. -aaah- grité. Lo vi quitarse su boxer de Calvin Kevin, me ecxité aún más al ver su gran pene parado delante mío. Aumente la velocidad de mis dedos. -¡Dios!- grité al sentir mi primer orgasmo.

Se acercó a mi, intente abrazarme de su cuello para besarlo. Pero me tomo de las muñecas y las colocó sobre mi cabeza, solteniendolas con sus manos, evitando que las moviera.

-quieta- río al decirlo. Le encantaba torturarme. Me besó ferozmente, era una guerra de lenguas. Y si había algo que no legataba a Emmett, era perder. Se separó de mi boca mordiendo mi labio inferior. -Rosalie- me llamó, lo mire -me excitas tanto- beso mi cuello. Yo No podía para de gemir. Bajo sus besos a mis senos. Se separó de mis atributos y me tomo de una pierna soltando mis muñecas, la subió a su hombro y me penetró sin piedad. Gemí en grito. Disfrutaba tanto la sensación de su miembro dentro de mi, con cada penetración mi respiración se agiataba más, y mis gemidos aumentaban. Sus movimientos empezaron a ser más potentes al cabo de unos minutos. Y mis paredes internas se contraian abrazando su pene deliciosamente. Dió una embestida más, y sentí como las corrientes eléctricas corriendo por cada rincón de mi cuerpo, hasta acariciar mi feminidad. Y al mismo tiempo, sentí todo el orgasmo de mi esposo recorrer mi interior.

Pequeña Roma (CREPÚSCULO) Rosalie Hale y Emmett CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora