Sumisa

3.9K 165 7
                                    

Narra Rosalie:
Sentí la primera nalgada, no me limite a gemir, era algo demasiado exitante saber que era su esposa, compañera pero sobretodo su sumisa. Cada vez que el me poseia, todo lo malo de mi salía.

Esos pensamientos a tan excitantes fueron interrumpidos al sentir otra nalgada de parte de mi esposo, y luego otra y otra, hasta llegar a las diez nalgada.
Me puso de costado y pude escuchar como desabrochaba su pantalón. Sonreí sabiendo lo que venía.
Se posicionó tras de mi y me penetró, yo me arquee al sentirlo dentro mío, no había nada más en ese momento sólo el y yo... nosotros.
Sus embestidas eran lentas pero duras, salía hasta la mitad y volvía a entrar. Eso era tan exitante.

-Tienes Prohibido llegar al orgasmo antes de avisarme- me ordenó mientras me seguía embistiendo.

-si señor- respondí completanmente ajitada.
Nunca olvide ese día en el que accedí a ser su sumisa.

Flash Blak

- En el momento que firmes este contrato, estarás accediendo a ser mía y sólo mía, y a hacer todo lo que quiera con tu cuerpo- me dijo el hombre sexi parado a un lado mío.
¿Que putas madres estaba pasando? Sinceramente no tenía idea. Lo había conocido hace solamente 1 semana, y ahora me iba a convertir en ¿su qué? No tenía idea lo que significaba la palabra Sumisa  por un momento pensé que sería algo así como su novia.

-¿a que te refieres con Sumisa?- pregunté algo nerviosa

-serás mi esclava sexual- dijo sin miedo alguno. Como si para el fuera super normal lo que estaba diciendo.

-¿y yo porque querría hacer eso?- le dijo soltando una sonrisa de nervios.

-tal vez tu no- me dijo y se acercó a mi, levantó cuidadosamente me vestido y tocó mi feminidad por encima de mi panty, a lo que solté un pequeño gemido -pero tu cuerpo si- terminó y sacó su mano de mi punto débil.

Sin decir más, tomé el bolígrafo y firme el contrato, en el que accedía a ser su jeguete sexual, su sumisa y de su propiedad.

-No te preocupes, no puedo hacer nada que tu no quieras- me aseguró para luego besarme.

-¿tu vas a hacerme el amor en tu cama hoy?- pregunté algo tímida.

-que queden claro dos cosas- me dijo para luego separarse de mi -yo no hago el amor. Yo cojo. Duro-

-¿y la segunda?- pregunté.

Final del Flash Blak

Después de ese bello recuerdo sentí como los paredes internas comenzaron a contraerse y apretar el miembro de Emmett.

-Emett- dije agitada. -me vengo- termine de decir.
Sentí como mi amante salía de mi, y se agachaba para lamer mi intimidad, no aguate tanto placer. Llegué a un gran orgasmo. Mis líquidos empezaban a deslizarse por mis glúteos. Hasta que la lengua de mi inmortal esposo empezó a deslizarse por mi pierna y limpiarme todo rastro de ese líquido blanco.

Pequeña Roma (CREPÚSCULO) Rosalie Hale y Emmett CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora