Capítulo 5 Nicklaus

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Al día siguiente, después del almuerzo, como lo prometió, Gian nos escabullio por los pasajes del castillo que solo nosotros nos dimos la tarea de conocer y memorizar, una vez fuera fue fácil llegar al campo, donde los largos árboles no permitirían que nos vieran.

-todo tuyo angelito

Me libre del abrigo y empeze a replegarme, esa sensación tan conocida, parecida a un cosquilleo pero mas fuerte en mi espalda, después de tanto tiempo, mis alas salieron, Gian las miraba con admiración, se sentia bien, mas que bien, desesperada por sentir el viento y la altura, eche a volar dejando a Gian en el suelo viendone, la sensación de estar volando es la mas parecida a sentirte libre, es relajante, para mi es como una terapia, para olvidar aunque sea por un momento que no tengo responsabilidades en la corte y que soy solo una joven como cualquier otra en este reino, no estoy segura de cuanto tiempo llevo arriba podrían ser cinco minutos o media hora, el tiempo pasa como un segundo aquí arriba, miro abajo por primera vez desde que subí, Gian ahora esta trepado en el arbol mas alto, en la copa, viendome, desciendo de la altura y me siento con el en la rama, nos sonreímos.

-gracias por traerme Gian
-no es nada jul- se acerca a donde estoy- ¿que tal si me lo agradeces?- se acerca mas a mi cara y roza nuestros labios

Se el costo que esto tendría si alguien lo descubre Gian podría ser condenado a muerte o con suerte ser exiliado de la corte y de Andaré, yo podría perder las alas y eso con suerte si no pierdo la corona.
Un ruido nos hace separarnos, son caballos, ginetes, no son del castillo al contrario son ginetes del reino vecino; de Aedes, nos escondemos entre las ramas cuatro ginetes en caballo y dos mas a pie arrastrándo a dos personas más.

-conozco al señor, es el panadero- me susura Gian-

-el joven es el hijo del herrero que hace las armas para nosotros

Nos callamo cuando los soldados que justodiaban a los hombres los avientan al suelo y el que parece ser el general baja de su caballo. El pensamiento de bajar a defenderlos se desvanece cuando el general ayuda a alguien mas a bajar del caballo; es Nicklaus el rey de Aedes.
Nick se acerca a los dos hombres qué an sido incados en el suelo.

-esto puede ser por el lado fácil o - desenveina su espada - el difícil, solo diganos los planes de su reina, Julianne - los hombres no hablan- ¿leales a su reino? ¿por cuanto?- ninguno habla- tengo entendido que ahora tienen una escazes de grano -el panadero lo mira- si me dicen lo que saben yo les daré una cuarta parte de mi cargamento y una vaca lechera

-¿escazes de grano?- susuro a Gian el solo se encoje de hombros, el tampoco sabe del tema

Nick se queda quieto oyendo, su oído de vampiro le advirtió de la llegada de nuestros soldados mucho antes de que llegaran, dándole tiempo de subir a su caballo y huir, cuando los jinetes de nuestro reino llegan bajamos de un brinco al piso donde yacían los hombres inconscientes. Los soldados nos ven a lo lejos y se acercan.

-magestad ahí problemas en el castillo

Llevamos a los hombres con nosotros esperando a que despierten, al llegar Gian y los nobles esperan por nosotros en la sala del trono, todos están al rededor de una mesa observando lo que esta encima de ella.

Secretos de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora