El cabello negro y los ojos azul profundo. Eso era lo que había reconocido en la chica androide... Y en un vago parecido con Stone.¿Sería acaso su hija?
Pero... ¿porqué la muchacha se veía idéntica a ella?Detrás de la puerta apareció el Dr. Stone, cargando dos tazas de humeantes de líquido obscuro, e Ian, inmediatamente, dejó el retrato en su lugar y se acomodó en el asiento continuo, evitando provocar cualquier situación incómoda.
No solía ser entrometido en cualquier caso, pero dejar esa primera impresión estaba lejos de ser una buena idea.
-Y dime, muchacho- pronunció Stone con voz solemne. No había notado la leve intrusión de Ian- ¿Qué fue lo que te motivó a estudiar ?
El silencio gobernó un instante, pero no lo suficiente para declararlo incómodo.
-La verdad es que nunca me había detenido a pensar en ello- Confesó Ian.
Era cierto, en ningún momento aquella pregunta se había cruzado por su mente. Anque sí sabía qué quería lograr a futuro.-Sin embargo, me interesa la investigación, y me gustaría llegar a ser reconocido dentro de este campo. Por supuesto no espero que sea en un futuro cercano, pero esa es mi meta.Stone lo observaba con detenimiento mientras hablaba. El muchacho era decidido, y valiente como pocos parecían serlo. Eso le agradaba.
-Si quieres un consejo, hijo, la perseverancia es lo único que puede llevarte a la cima. Lo digo por experiencia. Mírame, llevo diecinueve años en el proyecto de Cadja, y otros diez en el estudio de la biomecánica; sin conseguir nada concreto hasta hace dos semanas.
Ian sentía como se le atoraba el café en la garganta.
-Ven, muchacho, te daré un recorrido por las instalaciones. El lugar es un laberinto si no sabes como caminar aquí dentro, y no tienes opción más que aprender.
El Laboratorio Experimental, ubicado a unas cuantas calles del Pentágono*, era una instalación compuesta por dos edificios, el de investigaciones, y el experimental, en donde trabajaría Ian de ahora en adelante según había mencionado Edward Stone.
-Trabajarás como mi asistente en el proyecto de vida artificial, por supuesto si estás de acuerdo con ello- dijo el hombre deteniéndose frente al cristal que daba vista al exterior en su plenitud. Se hallaban en la pasarela que conectaba ambas alas, y desde donde podía apreciarse el ambiente matutino de la cuidad de Washington D.C.
Un desesperado horizonte de color azul violáceo avanzaba sobre la cúpula de la ciudad, haciendo brillar las múltiples y emergentes luces turquesa y anaranjado del entorno. Un color que escasamente variaba, sin importar la hora del día, y que solo reflejaba la monotonía de una ciudad reconstruida de las cenizas que jamás volvería a sentir la luz cálida de un sol naciente. El enorme domo de cristal que ocupaba su lugar en la frontera, separaba la capital de la soledad del desierto inhóspito.
Así era como lo recordaba Ian. Una realidad aislada y vacía, que solo interactuaba con el mundo exterior a través de las naves Avalon, en donde vivían colonias humanas sobrevivientes al Impacto.-En realidad no tengo nada que objetar.- respondió el muchacho aún con la vista fija sobre el espectáculo matutino.
-Me parece fantástico, sabiendo eso podemos volver a mi oficina. Ya que es necesario que firmes un acuerdo primero.
Aquellas palabras atrajeron la inmediata atención de Ian, y cuando el papel estuvo frente a sus ojos, la voz del Dr. Stone se hizo presente para resaltar el asunto que lo concernía.
"Al firmar este acuerdo, juras silencio frente a lo que existe y sucederá dentro de este laboratorio; y te declaras exento de inferir o interferir en cualquier decisión que se aplique a Cadja. Eso quiere decir que no podrás tener ni voz ni voto frente a mis desiciones."
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Beating Heart
Romance¿Que sucedería si un corazón dejara de ser simplemente artificial, y comenzara a latir...? Año 023 después del Impacto. Ian Scodelario, un muchacho estudiante de segundo año en Biomecánica, decide convertirse en aprendiz del famoso Dr. Stone, dueño...