Prólogo

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Crecer no es nada fácil, menos es adaptarte a un nuevo mundo dejando de lado algunos hábitos que ya eran parte de tu vida. Leer miles de libros, estresarte, aprender nuevas cosas que tal vez en un futuro no te serían útiles en tu trabajo, era el próximo camino que le esperaba a William, y ese se llamaba universidad. 

A veces la vida nos da un giro de trecientos sesenta grados que nos deja sin creer lo que nos está pasando a nuestro lado, sin saber a donde iremos a parar y que haremos en el futuro. Él amaba la música, crear, componer, grabar, dirigir y filmar, quería eso para sí pero también le gustaba pintar, expresarse, abrirse y dejar ver todo lo que en su interior se escondía, para eso ahorró dinero, el cual utilizó para dejar su casa y tomar un largo vuelo, cometiendo una aventura de la cual no se arrepentiría. 

También por otro lado estaba el amor de su vida con quien soñaba en las noches y deseaba despertar en las mañanas, con quien intercambiaba cartas que volaban en un avión para llegarle al correo del otro, disfrutaban de hacerlo a la antigua cómo su precioso amado de orbes záfiros, que si los veías detalladamente te enseñaban la profundidad y todos los secretos que se escondían bajo el mar, le había propuesto hace un año atrás. 

Promesas.

Difíciles de cumplir, fáciles de pactar. 

Ansiaba verlo, pero la fama lo envolvió y le hizo olvidar algunas cosas que dejó atrás, las cartas aún llegaban, todos los meses recibía una con el sello y firma del muchacho. 

- Edward, si supieras cuanta falta me hace en estos momentos... - dijo apenado y con un dolor en su pecho que le ardía, quemaba el interior de este mismo. - si estuvieras conmigo, sentiría menos presión, menos dolor, menos frialdad, me regalarías esa sonrisa que me dabas en las mañanas al llegar al colegio. Entregaría todo por ti. Quisiera tener una maquina del tiempo para volver a cuando tú y yo éramos uno para el otro. Mi príncipe, espero volverte a ver nuevamente. - lloriqueó antes de salir al escenario, donde mucha gente gritaba su nombre y lo ovacionaba. 

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