FAMILY ┃ teen wolf ft. the originals

𝒐. family bussing

000. NEGOCIO FAMILIAR

           

        

           

        

━━━ ADELAIDE SALIÓ DE SU CUARTO EN BUSCA DE sus padres o tíos, llevaba horas buscando alguien que le ayude con su tarea, pero parecía que nadie estaba.

Bajo lentamente las escaleras encontrándose a su familia reunida, incluida la pequeña Hope, su hermana mayor por tres minutos. Llegó ahí con una actitud tímida, apenada por interrumpir su conversación.

— Em, papá— le llama bajito, sabiendo que podía escucharla perfectamente. Aunque parecía decidido a ignorarla—. Papá— llamó más fuerte.

— Adelaide, ¿Qué sucede?— le pregunta aquel híbrido impaciente.

— Necesito ayuda con mi…

— Adelaide, ¿Puede esperar?— le interrumpe su madre, empujándola levemente a la salida—. Estamos ocupados con Hope, luego nos dices, ¿Sí?

— Sí— susurra resignada para irse a su cuarto.

Tras cerrar la puerta, se desliza lentamente por ella hasta terminar sentada en en piso con las rodillas en su pecho. Tomó una lenta y larga respiración tratando de calmar su ira.

Sabía perfectamente que no podía enojarse con Hope, era su hermana y, aunque fuera ella fuera la menor, debía protegerla. Pero, su familia debía estar para ella. Otro suspiro salió de sus labios, apoyando la cabeza en la puerta y cerrando los ojos.

"Debería irme" piensa la pequeña manzana. "Tal vez, si me voy, ellos no tengan que preocuparse por mí y puedan proteger a Hope correctamente. Además, yo también merezco una familia que me proteja"

Decidida, abre los ojos para dirigirse a su armario y saca un mapa del país. Sabía que debía ir a un lugar lejos de Louisiana pero no podía irse del país sola a tan corta edad, así que debería encontrar un refugio hasta que tenga la mayoría de edad. Entonces lo leyó, "Beacon Hills, California" parecía llamativo, algo le decía que vaya allí.

Sacó un bolso y colocó toda la ropa necesaria, algunos libros de hechizos y demás cosas. También guardo las cosas de dibujo que heredó de Hope y se colocó su campera negra favorita.

Cogió todo y se paró en medio del cuarto, lo miro una última vez, deteniéndose en un cuadro donde había una foto de ella y su familia, Hope estaba entre sus padres, mientras ella estaba junto a su tío Finn.

Lo cogió, guardándolo en el bolso y volvió a posicionarse en el lugar.

— Lanuae Magicae— dice con voz clara, visualizando el lugar y cerrando lo ojos.

Cuando los volvió a abrir, se encontró en medio de una carretera, mirando el cartel en un costado.

Bienvenidos a Beacon Hills.

Adelaide soltó un suspiro, comenzando a caminar con aquel bolso en su hombro. Aunque, luego de diez minutos, se dió cuenta que fue mala idea traer muchas cosas.

Iba tan concentrada en sus pies que no se dió cuenta del hombre adelante, con quién chocó.

— Lo lamento— se apresura a decir, levantándose del frío suelo—. No lo vi.

— Descuida— le responde una voz rasposa, Adelaide levanta la cabeza encontrándose con un hombre de no más veinte años—. ¿Qué haces sola en la carretera?

— Bueno, em, ¿Me perdí?— Adelaide quiso golpearse al darse cuenta que sonó más como pregunta que afirmación—. Soy Adelaide.

— Derek, Derek Hale— se presenta desconfiado. La pelirroja suelta un suspiro, contándole que había escapado de su hogar y no tenía donde ir y que no podía volver ya que estaba del otro lado del país.

Al fin y al cabo, era el negocio familiar desaparecer de la faz de la tierra.

           

        

           

        

Klaus salió del cuarto de Hope, luego de hacerla dormir. Un suspiro de cansancio salió de sus labios, mientras observaba la luz que salía de la puerta cerrada de su segunda hija, Adelaide.

Cansado, se dirigió ahí, tocando la puerta. Al no recibir respuesta, volvió a tocar pero nada sucedió. Harto, dejó de insistir y se dirigió a su propio cuarto pero algo lo detuvo, volviendo a girar en dirección a aquella puerta.

Tenía un mal presentimiento, tal vez era porque su pequeña Hope estaba en peligro o por otra cosa. Lentamente se acercó al cuarto de su otra hija, abriendo la puerta a la fuerza para encontrarse todo revuelto y espacios vacíos.

Reviso todo, faltaba ropa, materiales, libros y otras cosas. Entonces lo entendió, se había ido.

Adelaide Mikaelson se fue de la casa sin dejar nota o despedirse.