𝐅┃❛Mi familia es un puto cuadro de
Picasso❜
𝐀𝐝𝐞𝐥𝐚𝐢𝐝𝐞 𝐌𝐢𝐤𝐚𝐞𝐥𝐬𝐨𝐧 fue en busca de una vida normal para terminar encontrándose con hombre lobos, cazadores, kanimas, kitsunes y un Stiles.
【Teen Wolf ft. The Originals】
❛se...
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Scott observó a Addie bajar de las escaleras, ignorando la conversación entre Derek, Lydia y, un muy vivo, Parrish.
Se acercó a ella, quedando de frente.
— Lo lamento— susurra para que solo ella lo escuché—. En serio, he sido un pésimo novio desde que todo comenzó.
Desde que llegó Hope
Adelaide suspiró. Ambos habían estado mal, pero ella no podía olvidar que él le pidió morir, como si su vida no valiera nada.
— Scott, lo que hiciste, abordarme de esa manera sin aviso, me dolió— asegura bajando la mirada—. No sé si pueda perdonarte.
— ¿A qué te refieres?
Addie volvió a levantar la cabeza, mirándolo con los ojos fríos. Ella había pasado por mucho, desde la huida de su casa hasta su primera muerte, que desencadenó su gen. Y había salido de cada situación, porque se puso a ella por encima. No iba a empezar a rebajarse ahora.
— Se acabó, Scott. No puede estar contigo sabiendo que, posiblemente, no sea feliz. Menos yo misma— Scott intentó hablar, ella no lo permitió—. ¿Cómo sé que, en la primera oportunidad, no me mandarán como escudo humano, solo porque puedo revivir? ¿Cómo sé que voy a ser tu primera opción siempre?
— ¿De qué hablas?
— He visto como tú y Hope se miran, los encuentros, la cercanía— Scott se tensó y ella sonrió con ironía—. No soy idiota, Scotty. Solo una ilusa.
Se alejó y Scott intentó alcanzarla, de no ser por Derek. El mayor lo sostuvo del hombro, negando con la cabeza.
— Vete, Scott. Lydia y Parrish te esperan.
Derek alcanzó a Addie una vez todos se fueron, estaba parada en la ventana, mirando la calle nocturna.
— Hay algo que debes saber…— habló Derek, empezando a contarle sobre la clave de la tercera lista.
— Vaya, eso es divertido— habla con la voz ronca—. No voy a dejar que nadie te toque.
— ¿Estás bien?
Addie niega, ocultando su rostro entre sus manos. El mayor la envuelve en sus brazos, dejando que llore lo que necesite. Al final, incluso alguien como Adelaide Hale necesita llorar, de vez en cuando.
