Durante años los lobos del norte y sur suplicaban clemencia a la diosa luna con fijeza por la venida de su reina, su luna. Los ancianos del pueblo todos los días sin falta iniciaban los rituales clamando misericordia. El joven alfa mayor de la manada se encontraba desesperado al no encontrar a su mate, a su pareja, de tan solo pensar que nunca lo encontraría, lo atormentaba enormemente. Día tras día la fe se iba desvaneciendo, se perdían las esperanzas, para muchos todo estaba perdido, hasta que, un día tranquilo y despejado, a las orillas de los límites, se esparcieron rumores por la manada sobre el embarazo de un omega cuya fragancia era dulce, aquellos rumores llegaron a los oídos de los ancianos, estos de inmediato ordenaron al alfa mayor junto a la guardia visitar aquella choza donde habitaba una pareja joven humilde y tranquila.
Una mañana al llegar a dicho lugar pronto el alfa entro a sus aposentos y olio aquel dulce aroma no dudo ni un segundo en confirmar las sospechas del pueblo, era omega, su omega.
Los padres estaban consternados con aquella noticia, el hijo que habitaba dentro del vientre del omega, era la bendición que la diosa luna trajo para el pueblo, sonrientes la tierna pareja lloraba, se sentían honrados al ser ellos los elegidos de su majestad la luna del cielo oscuro y luminoso plateado resplandecer, nunca el pueblo pudo estar más alegre, al fin, después de años, podían vivir en paz, al saber que su pueblo tendría una luna, y un futuro sucesor al trono.
55 días habían pasado, durante ese tiempo repentinamente el omega cayo trágicamente enfermo lo cual dificultó el embarazo y aumentó la ansiedad de la manada, muchos pensaban lo peor, otros solo les quedaba tener fe.
Al faltar un día para el alumbramiento, el pueblo estaba asustado, por fin nacería la futura luna de la manada, pero les aterraba la idea de que el joven omega no resistiera el parto y los dos perdieran la vida en el proceso.
Las horas estaban contadas, los doctores hacían lo que podían, todo el pueblo estaba en movimiento, los ansíanos hincados de rodillas suplicaban misericordia mientras que las señoras mayores ayudaban al pobre omega quien pocas fuerzas le quedaban, minuto tras minuto era sofocante, el ambiente pesado, tenso y abrumador, faltaba poco. De pronto, todo el pueblo se quedó en una profunda afonía, los pájaros callaron su canto, el viento bufaba despacio, todo era confuso, era como si el mundo hubiera quedado mudo por tres segundos, hasta que, un turbulento grito se escuchó desde la morada del omega junto a un llanto, no un llanto cualquiera, era el llanto de un bebe... era el llanto de la luna.
La luna del alfa había nacido, desde lejos se podían escuchar el clamor de un pueblo agradecido, la aldea se regocijó fausto levantando alegres cantos de alabanza al despejado cielo celeste. Aquel dorado día había llegado, la manada tenía su futuro asegurado con la llegada de su luna, el encargado de cargar al heredero y futuro líder, dando así el inicio de una nueva dinastía, todo era gozo, todo era felicidad, todo era perfecto.
Por otro lado, en una humilde cabaña, un pequeño albino alpino, era arrullado por los cálidos y suaves brazos de su madre y a su lado, con gran padecimiento, el lobo negro lloraba, lloraba sin consuelo en silencio viendo a su amado recostado junto a su pequeño, "no podemos hacer nada, lo sentimos mucho" las palabras de aquella anciana callo como aguja dentro de su ser destruyendo su alma, su corazón; el omega podía sentirlo, su dolor era intenso y sofocante, mas no podían negar la realidad, ya no tenía más fuerza, ya no podía seguir aquí, ya no podía, su tiempo había terminado, "cuida a nuestro hijo, por favor" suplicó con susurro su último aliento, la vida del omega se fue apagando poco a poco "adiós..." el alfa menor con cuidado recogió a su hijo en brazos, mientras que la madre dormía tranquila con su luminosa sonrisa aun posando sobre su pálido rostro, había sido feliz, muy feliz. El padre destrozado abrazó a su pequeño sintiendo el aroma que tanto amaba por última vez...
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Mi luna © [Omegaverse]
RomanceLa luna del alfa nació, el pueblo se regocijo fausto levantando alegres cantos de alabanza al cielo, aquel dorado día había llegado, la manada tendría su futuro asegurado con la llegada de su luna, el encargado de cargar al heredero y futuro líder. ...