VI

2.6K 191 13
                                    

La semana transcurre tranquila y en silencio. He curado el ojo de Drake, y a día de hoy apenas es notorio, también he extraído el cristal de mi mano y pese a la profunda herida, me he limitado a vendarla y ya. Por otra parte, Alex y yo no nos hablamos, él lo ha intentado, pero por mi parte, no me interesa. Es jueves y ando cansada. Mi dolor de cabeza se agudiza con cada mini ruido que hago u oigo y el teléfono me obliga a cerrar los ojos fuertemente.

-Oh, joder- digo mientras masajeo mis sienes y me encamino hacia el.

Descuelgo el teléfono y oigo un sonido un tanto extraño.

-¿Si?- pregunto.

-Es... ¿está Drake?- dice una voz femenina, y parece un sollozo.

-Mmm... Si- digo -¿De parte de quién?- pregunto.

-De Sam- dice. Y sin atar cabos grito el nombre de mi hermano.

Mi hermano baja a medio vestir, como siempre, él y su calurosa temperatura me preguntan sobre el remitente de la llamada.

-Sam, creo que es una chica- digo mientras agarro una zanahoria y la pelo frente a la encimera.

Me giro a verlo y observo que está rojo como un tomate. Es la chica, es ella. Sonrío y él me da la espalda, habla bajo y me mira de reojo.

-Ya me voy, ya me voy- declaro agarrando la zanahoria pelada y marchándome hacia el salón.

Toqueteo en mi teléfono sin éxito de entretenimiento y pasa un buen rato. Él reaparece con la mirada extraña. No sabía como clasificarla, algo parecido a cuando su tutor llama a casa y lo descuelgo yo esperando a que vengan papá y mamá y yo les comunique la noticia : intranquilo, esa es la palabra.

-¿Pasa algo?- pregunto.

-Necesito que me hagas un favor, Dest- me dice, desde las escaleras. Suspiro, y aquí vamos de nuevo.

-¿Qué pasa ahora?- le pregunto.

-Acércame a la biblioteca- me ruega, casi parece una súplica. ¿Qué mierda hace Drake Keaton en la biblioteca? Él sabe que existe porque a veces le mandan castigado allí, no por nada más.

-¿Para?- pregunto.

-Es urgente Destinee- dice serio.

-¿Le ha pasado algo a tu chica?- me mira y tan solo por su mirada me río.

-No me hace gracia, no es mi chica- alega él.

-Bueno, bueno...- digo levantándome y caminando hacia las escaleras.

Conduzco hasta la biblioteca rápido, Drake no responde a ninguna de mis cuestiones y resoplo. Él se baja del coche y va hacia el baño de chicas. Por mi parte, salgo a fuera de la biblioteca municipal de Minot y apoyo mi espalda en una de las cuatro columnas jónicas que conforman la fachada. La temperatura, poco a poco se va haciendo cada vez más pesada y fría, aunque me encanta. Miro hacia el horizonte y me da paz observar las montañas que hay y las bandadas de pájaros que la cruzan mientras contrastan con la luz de la entrada de la noche. A veces, me pregunto que se tiene que sentir al ser un animal. Y cuando estoy a punto de sumergirme en una de esas crisis existenciales momentáneas que me dejan lela, despierto por el rugido de una moto que se adentra en el párking desierto y silencioso de la biblioteca. Es una motocicleta totalmente negra, grande y potente. Me gusta, es más, podría decir que me encanta, pero lo que más llama la atención es el jinete que la cabalga. El espécimen va con una chica detrás. Pantalones de cuero, tacones en pico y chaqueta del mismo cuero del pantalón. Pelo naranja y rizado con los labios rojos ¿Dónde está el casco de ella? El hombre que aún lleva casco se gira a decirle algo, ella asiente y se echa todos los rizos hacia su lado izquierdo de una manera sumamente sexy, casi de anuncio. Vamos, ese típico movimiento que solo quedan bien en los anuncios de champú. Me veo poca cosa al lado de esa despampanante mujer. Él comienza a caminar hacia la entrada, pero no me doy cuenta de que no va a la entrada (sino hacia a mí) hasta que noto los ojos marrones de la pelirroja clavados en mí.

El monstruo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora