Maratón [2/2]
La charla.
Si algo puede describir mi cambio radical de animo, es el cielo. Sus tonalidades anaranjadas que irradiaban calidad y vivacidad, ahora habían sido reemplazadas por un opaco azul combinado con nubes de posible lluvia. Una lluvia que probablemente era impulsada por el choque al que me había sometido. Por un momento, por un singular momento, pensé que quizás podría escapar de mi realidad. Cubrí mis ojos con el manto del engaño, puesto que me rehusaba a aceptar que nunca podría olvidar lo ocurrido. Y ahora, estaba aquí, frente a frente con la razón de mis desvelos, solo a unos metros de distancia.
Por mucho tiempo añoré su llamado, su verdadero llamado. Quería que llegara en un corcel blanco en busca de mi perdón, dispuesto a llevarme a un mundo de fantasía donde el sufrimiento real no existía. Fue una idea infantil y estúpida. Y claramente, nunca llegó. A diferencia recibí indiferentes llamadas telefónicas y un mensaje que ni siquiera tuvo el valor de decirme en la cara. Y ahora, que está dispuesto a hablar y arreglar las cosas, yo no sabía como reaccionar. Mi garganta seca se rehusaba a emitir sonido alguno, o probablemente se trataba del grueso nudo que obstruía el paso de saliva. El único sonido en el ambiente eran las avecillas cantando sus melancólicas melodías, mientras pintaban el cielo con sus alas.
—Hola.
Y eso fue la gota que colmó mi estabilidad. No había querido aceptar cuanto había añorado su voz, cuanto había necesitado su consuelo tras su abandono. No me tenía respeto a mi misma, ¿cómo podía seguirle queriendo después de todo? Blake era una mala persona, lo tenía claro. ¿Pero acaso es legal ignorar los latidos desbocados de tu corazón? Aquella sensación de mariposas en el estómago donde solamente quieres sonreír y tirarte a los brazos de esa persona y refugiarte de la maldita sociedad. Pero dentro de ti, sabes que se volverá en aquel interminable ciclo de toxicidad, donde la única que va a salir herida vas a ser tú. Porque tú eres la única que siente, sintió y probablemente sentirá. Blake siente una obsesión. ¿Y yo?
Yo estaba ridícula y patéticamente enamorada de él.
Abrí mi boca y la volví a cerrar. ¿Qué se decía en estos casos?
—Entiendo... —Dio un paso hacia mi, impulsando uno mío hacia atrás—. Entiendo que estés enojada, dolida, y...
—No estoy enojada —Lo interrumpí en un suave murmullo, que quedó mezclado con la brisa otoñal que rodeaba el ambiente—, y tampoco dolida.
Él frunció el ceño en confusión y yo curvé una sonrisa entre sarcástica y melancólica. Sarcástica por la ironía del asunto, y melancólica por los recuerdos que mientras pasaba el tiempo más se desvanecían, o mi mente se encargaba de pintar de experiencias inexistentes que me hieren aún más.
—Estoy... —Fruncí el entrecejo intentando buscar los términos más indicados sobre mis sentimientos—. Decepcionada... y... confundida.
¿Acaso sabía lo que realmente lo que sentía? Estos últimos meses habían sido y confusos para mi. Todo había sucedido tan rápido, todo había sido tan malditamente irreal... Parecía sacado de uno de esos libros olvidados al fondo de la librería que cogía por lástima, o una simple epifanía de lo que se podría convertir mi vida si no intentaba cambiar mis ámbitos. ¿Acaso algo de esto fue real? ¿Es él real? O es una mala pasada de mi imaginación intentando protegerme de mi verdadera realidad.
—Y lo entiendo —Respondió él, con su típica inexpresión—, por eso necesito explicarte, darte mi ver...
—Pero ya lo has hecho —Le volví a interrumpir—, en España... Mandaste a tu... —Hice una mueca de disgusto—, amiguito a explicarme. ¿Qué más quieres explicar? ¿Me vas a contar como te metías a mis redes o cómo me utilizaste para beneficio propio, en mi momento de más vulnerabilidad?
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Solitariamente separados ©
Novela JuvenilSEGUNDO LIBRO. Universidad. Chicos. Chicas. Dramas. El mundo de Alexia Clark dio un vuelco total desde el día en que descubrió la oscura realidad acerca de su amante clandestino. ¿Superarlo? Está en proceso. ¿Conocer nuevas personas? Está en proceso...