el día que el río nos envidio

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El día que el rio nos envidio

Un viernes en la tarde habíamos decidido ir a rio
Solos tu y yo sin externalidades ni terceros, solo a disfrutar el paisaje, nadar y joder la vida.
Vestias con una pantaloneta negra y un esqueleto negro seguidos por un Bra que por los tirantes parecía decorar aún más tus pechos que ya de por sí resaltaban mucho aquel día, un collar y más complementos, tus ojos llevaban el brillo que siempre me ha hecho perder en los mismos, mientras llegábamos mis ojos resbalaban por tu espalda y a veces miraba aquel trasero que dioos...
Lo notaste e hiciste que me ruborizara de vergüenza mientras con una sonrisa pícara simplemente lo dejaste pasar, pero cuando llegamos al río pareciste ni esperar y te metiste, obviamente te seguí dónde estuvieras tu iba a estar yo, me hiciste llevar una toalla en el río y no mojarla lo que fue complicado pero te seguía aún, verte nadar era impresionante, simplemente fascinante, tu cuerpo de angel fluía con las olas que parecían pelearse por ver cuál hormaba mejor en tus curvas, una diosa completa, fue un largo trayecto y donde llegamos ya ni había gente y había una mini orilla con largos árboles que daban sombra
Me hiciste dejar la toalla allí y sonreiste, no entendía nada hasta que al darme la vuelta tus manos me abrazaban por mis hombros y entonces lo entendí, no habías dejado pasar que te haya visto, solo querías un lugar para nosotros pues venías pensando en lo mismo, tras ver tu rostro acercarse cada vez más con aquella sonrisa decidí perderme en ti, nuestros labios se encontraron y mis manos abrazaban tu cintura mientras las olas del río parecían calmarse por observamos, mis manos te tomaban de la cintura y te pegaban a mi, sonreias y empezabas a besar mi cuello y allí fue un viaje sin retorno, mis manos bajo el agua se escapaban en tu esqueleto, sentías como el tacto de mis dedos subía por tu abdomen hasta tus pechos pasando bajo tu Bra, aquellos pechos, firmes y grandes que tan loco me tenían, gemias efimersmente ya se tus gemidos se ahogarian al besarnos aún más, sabíamos que en un río no podríamos estar mucho tiempo por la gente y eso se plasmaba en tus manos que bajaban por mi abdomen, estabas tan cómoda, tan excitada, tan libre, tus manos bajo mi pantaloneta encontraron lo que anciaban y así empezabas a estimular mi pene mientras más se pegaban nuestros cuerpos, mis manos tomaban tu trasero y pegaban tu cuerpo a mi, más y más, parecía mágico pero despojabamos las prendas con una naturalidad, pronto tu nuestras pantalonetas estaban aun lado de la toalla y nuestros cuerpos semidesnudos tan juntos, tus piernas abrazaban mi torso y allí fue cuando lentamente, jugando con los labios de tu vagina y llevados por las olas mi pene empezó a penetrarte, veniste en mi oído y empezamos a subir el ritmo, te embestia una y otra vez mientras sentía tus manos rasguñar mi espalda y tus pechos rebotar a la altura de mi cara, poco tiempo paso para alzar tu esqueleto y entre maniobras guiadas por la pasión deshacernos de aquel Bra, tus pezones encontraban su sitio, pues mi boca besaba tus pechos una y otra vez, lamiendo tus pezones, disfrutando de tu piel erizada, y así seguimos, sentías como entraba en ti una y otra vez, como todo parecía estar más caliente y las olas parecían solo ser acompañantes de tus gemidos, mi mano subía por tus pechos hasta tu cuello, tomandolo y siendo el único collar que querría ver en ti, gemias y mantenidas tu mirada en mi mientras movias tus caderas como una diosa, de manera lenta y sin darnos cuenta íbamos saliendo del río hasta caer acostados en la toalla, estabas arriba, y seguías gimiendo y movimiento tus caderas, tu trasero era de una diosa y yo mientras tanto palmeaba tus pechos y los agarraba una y otra vez, mordias tu labio inferior y veías hacía el cielo llena de placer, las sensaciones eran únicas, tome tu trasero y empecé a cabalgarte una y otra vez fuertemente mientras tus manos caían rasguñando mi pecho y gemias allí, cambiabamos de posición dejando tu trasero en alto y tu pecho sobre la toalla y así tomando tu trasero para mí y teniéndote de perrito empezarían embestidas aún más fuertes, nalgueaba aquel trasero hasta enrojecerlo, y subía el ritmo con tus gemidos, tus pechos estaban siendo estimulados por tus manos y una de mis manos estimulaba tu clítoris, agarrabas la toalla fuerte hasta que sentiste tus piernas temblar, un placer por todo el cuerpo y al final en un gran gemido llegabas a tu climax, mojando la toalla aún más, te pusiste de rodillas frente a mi y aprovechando que sabías que tu trasero me había vuelto loco lo empezaste a estimular rápidamente mientras lo lamias y me mirabas, yo suspiraba y estaba lleno de placer mientras veía aquel trasero, aquellos pechos, aquellos labios, todo para mí y así termine llegando en tus pechos mientras me estimulabas, nos limpiamos con la toalla nos vestimos y justo al meternos al río venía gente, con una risa dijiste que cuidado las corrientes estaban fuertes
Y así decidimos que deberíamos volver a dejarnos llevar por la corriente a menudo

fin(?

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