Hoy he recibido
a la noche
despierto, ojeroso
y con los brazos abiertos.Una vieja amiga
la tormenta en la lejanía,
auguraba llorar con fuerza,
arremeter y someterme
con su tiranía;
mientras tanto yo
intentaba reconciliarme
con mi esquivo compañero,
escudero en mil y una andanzas,
mi amigo, el sueño.Hoy la he recibido
con la misma ilusión
que embarga a un niño pequeño
que ve ese primer rayo
que precede al poder del trueno;
la soledad del mar bajo mis pies
me hacía ver
lo insignificante que es el hombre
cuando lo amenaza
el corazón de la naturaleza,
su verdadero y legítimo dueño.