Parte 1

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El regreso a Hogwarts

Al principio no lo entendía ¿Por qué estaba viendo tanto a Potter?

Ahora lo entiendo, estoy estúpidamente obsesionado con él, con sus estúpidas gafas, su cabello azabache,sus preciosos ojos esmeralda.

— ¿Qué tanto miras, Draco? — Preguntó su madre.

— Nada de interés, madre — Dijo dando media vuelta para darle un beso a su madre y luego subir al tren.

— ¡Draco! — Dijo una emocionada Pansy abrazándolo.

— ¿Cómo están?

Tuvieron un viaje largo en el expreso hasta llegar a Hogwarts y en todo el camino, lo único en lo que pudo pensar era en esos bonitos ojos verdes.

Cuando se encontraban en el banquete Dumbledore comenzó a hablar.

— ¡Este año se festeja el torneo de los tres magos!

Dumbledore seguía hablando, pero Draco obviamente seguía sin prestarle atención, lo único que rondaba en su cabeza eran algunas preguntas.

¿Esos ojos verdes alguna vez los verían? ¿Se fijaría en él, cómo él se fijaba en el moreno? ¿Podrían llegar a algo más que solo enemigos jurados?

— Draco ¿Te encuentras bien? — Le preguntó Blaise. Draco salió de su ensoñación y lo miró.

— Eh si ¿Por qué lo preguntas? — Blaise negó.

— Por nada, andas algo perdido, eso es todo — El rubio ante esas palabras asintió y comenzó a comer.

•••

— Amigo ¿Viste como te miraba Malfoy? Algo trama. — Dijo Ron frunciendo el ceño.

— Yo creo que solo se quedó pensando y perdió la noción — Dijo Hermione.

Harry no le tomaba interés a la charla de sus amigos ¿Por qué el rubio estaría mirándolo? Lo ponía nervioso. Dejó sus pensamientos atrás y siguió su camino.

•••

Luego de una semana Harry había encontrado la sala de menesteres y eso le parecía perfecto, por un momento estar en paz sería genial. Pero había un pequeño no tan pequeño problema. Malfoy.

— ¿Qué quieres, Potter? — Dijo Draco sentado en uno de los sillones de la sala leyendo un libro. La cumbre escarlata.

— ¿Sabes que era su esposa y no su hermana, verdad? — Le sonrió.

— ¡Potter! — Se quejó Draco.

— De acuerdo, de acuerdo. Lo siento. Solo quiero estar en silencio por un momento sin que la gente esté atosigándome y que me digan que hice trampa o que me miren mal. Creo que extraño más tu molesta voz y que estés insultándome todo el día a que lo hagan todos en la escuela, y lo peor es que lo hacen en voz baja. ¡Me odian! Y no he hecho nada.

— No quería saber la historia de tu vida, Potter — Dijo pasando la página desinteresadamente, aunque la verdad era que ya no le prestaba atención al libro, sino al azabache frente suyo, que estaba desparramado en el otro sillón.

— Lo siento

— Deja de disculparte, me molestas.

— Lo siento

— Solo cállate ¿Si? — Harry asintió. — Potter, molestarte no es tan divertido si tu cooperas para que te moleste. — ¿Qué es lo que te pasa? Y no es que me interese, pero tus suspiros lastimeros comienzan a desesperarme.

— Es que salí elegido para el torneo de los tres magos, Dumbledore dijo que no pasaba nada que ya estaba, no podía retroceder. Pero Ron, él está súper enojado, no quiere ni verme, dice que yo hice trampa en las elecciones y yo no he hecho nada, y Hermione... Ella me cree, pero está detrás de Ron para calmarlo porque es una idiotez por lo que se enoja, pero casi no está conmigo y me siento solo, además están todos diciendo que yo alteré el cáliz o le dije a alguien que pusiera mi nombre, me odian, me miran mal, se ríen porque dicen que voy a terminar muriendo ahí, y luego están los que creo que me apoyan, pero casi ni me hablan. Estoy fustrado. — Dijo frunciendo el ceño.

— Se dice frustrado. — Se acercó hasta el sillón donde estaba Harry y le golpeo la frente con un dedo, se sentó a lado de su cabeza.

— Auch ¿Por qué?

— No te tiene que importar lo que los demás dicen, odio que intentes complacer a todos. Tiene que importar lo que tu mismo piensas de ti. Y tu amigo Weasley es un idiota ¿Celoso del mejor amigo? Es una inmadurez, debería estar orgulloso por ti, no lo contrario.

Harry le sonrió

— ¿Qué? — Le preguntó Draco y levantó una ceja.

— Gracias — Dijo sin borrar la sonrisa. Draco se quedó perdido en esos ojos verdes que ahora lo miraban fijo. — Oye, se que me sacaras a patadas, pero... ¿Podría seguir viniendo?

— Yo lo encontré primero, es mi lugar

— Lo sé, lo sé, pero, por favor, solo hasta que no me miran tan feo.

— No es mi culpa que no te peines. — Harry rió. — Pero está bien, mientras no hagas tanto ruido cuando yo esté, todo bien. Y por favor, peínate, me desesperas. — Dijo jalándole un mechón de pelo. Se levantó del sofá.

— ¿Quieres decir que me miras? — Dijo Harry apoyando los codos en el sofá para mirar a Draco, quien estaba caminando hacia la puerta.

— No eres tan guapo, Potter — Dijo Draco mirándolo y sonriendo coqueto, le guiñó el ojo. Harry le sonrió. Draco se fue. Y Harry quedó como un tonto mirando la puerta.

Harry se volvió a desparramar en el sofá.

¿Acaso Draco Malfoy acababa de ser amable con él? ¿Malfoy le sonrió y lo trató bien? ¿Draco le acababa de guiñar el ojo? ¿Pensó Draco y no Malfoy?

Harry se golpeó la frente. En que estaba pensando. Debía de admitir que Malfoy era guapo, cualquier imbécil con ojos lo vería, pero... Solo iban a pasar un rato, solo se iban a ver en la sala de menesteres y nada más, no es como que fueran a ser amigos o algo más.

Harry pensando en todo se quedó dormido.

•••

— Mierda — Dijo Harry, se levantó y comenzó a correr hacia su torre, no sabía que hora era, ni podía conjurar un Tempus porque había dejado su varita junto con su túnica, en su cuarto. Corrió hasta que se chocó con alguien. — Lo siento. — Dijo sin ver.

— Mierda, Potter, fíjate por donde vas, pensé que esas gafas servían para que puedas ver algo. — Dijo Draco sobándose la cabeza.

— ¿Malfoy? ¿No llegaras tarde?

— ¿A donde quieres que llegue tarde? Es fin de semana idiota, y son las 5 de la mañana.

— Oh ¿Y a dónde ibas? — Preguntó interesado.

— Me iba a bañar ¿Por qué el interés, Potty? — Harry encogió los hombros.

— ¿No hay duchas en Slytherin?

— Sí, y son divinas, pero nada se compara con el baño de prefectos. Y hablando de baños, deberías darte uno — Draco frunció la nariz. — Te ves mal.

— ¿Me estás invitando a darme un baño contigo? — Pregunto Harry algo sonrojado.

— Potter, que coqueto, pero no, además no eres prefecto, no puedes entrar. — Draco le sonrió y se fue caminando lentamente hacia el baño de prefectos. Harry lo vió caminar hasta perderlo en uno de los pasillos.

Lindo trasero — Fue lo primero que pensó Harry y se golpeó la frente — Maldición, estoy perdido ¿Por qué Malfoy?

Ojos verdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora