Capitulo uno.

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—Padre lindo, glorioso y celestial — empiezo cerrando mis ojos y poniéndome de rodillas frente al televisor.— sé que tienes muchas cosas que hacer, con él hambre en el mundo, los niños y personas sin hogar, las enfermedades y demás problemas que han sido consecuencia del pecado, pero...— me aclaro la garganta.— ¿puedes, Mmmm... podrías por favor señor Jesús regalarme un stiles por favor?, o un scott macCall? Sin presiones e, es más, hasta con un dereck o un isaac me conformo, pero por favor Dios apiádate de mis locas y revoltosas hormonas y concédeme un papasito de estoooooos.— suelto un suspiro al ver cómo scott acabada de quitarse la camisa, y limpia las heridas que le provocó theo cuando intento matarlo.

—¡Rachell, Ven a poner la mesa!.— la voz de mamá hace eco en toda la casa.

—¡Ya voy ma!— respondo y presiono el control para ver cuanto le falta al capítulo, 15:30 seg.

Suelto un quejido al levantarme del suelo, parezco una vieja con estos dolores de espalda y rodilla, apago el abanico y estiro con mis manos la parte de la alfombra que desarreglé, tomó el control remoto y apago el televisor pero no salgo de netflix así cuando vuelva solo tengo que prenderlo y podré seguir en mi Cita con los papacitos de Teen wolf.

Bajo al primer piso y lo primero que visualizo es una pequeña y curvilínea figura dentro del refrigerador, me rio al ver que mamá no es ni la mitad de grande de lo que es el refri. Pasó por su lado y sacó unos platos, cubiertos y cuchillos de los estantes, los pongo sobre la mesa no sin antes poner los manteles individuales, suena el seguro de la puerta y volteo en su dirección.

— ¿Que es lo que huele tan bien?.— pregunta papá entrando con unas cuantas bolsas en sus manos.

—Bendición papi.— saludo y me acerco, tomo las bolsas que lleva en las manos y me dice un "Dios te bendiga" al tiempo que deja un beso en mi frente — no sabía qué Irias al súper, te hubiese pedido algo que me hace falta para la escuela.— coloco las bolsas en la mesa y empiezo a desempacar.

Miro como se acerca a la cocina y trata de meter la mano a uno de los calderos qué hay en la estufa, pero mama es más rápida y le pega levemente con la espátula, Río al ver cómo papá hace una mueca y se frota el lugar afectado.

—Tenías que decirme eso antes cacona.— se sienta a la cabeza del comedor y yo ruedo los ojos por el apodo que suele usar.

—Se me olvidó.— le sonrió inocente y juego con mis dedos.

— Y ¿cómo no se te va olvidar? si te pasas el día pegada a ese televisor viendo esos muchachos locos que siempre andan sin camisa, esos que son una clase de humanos perros o algo así.—papá me reprocha.

—¡hombres lobo Papa! son hombres lobo, como que humanos perros.— río y hago una mueca.— de ¿donde sacaste eso?— lo miro un segundo, pero, mi mirada es arrebatada por un exquisito aroma a mis espaldas, volteo y veo a mamá traer un boul repleto de deliciosa pasta y ponerlo sobre la mesa.

—¡Rebeccaaa, baja a comer!.— grita mamá y enseguida se escuchan los pasos descender por las escaleras.

—Aqui estoy mami.— anuncia mi hermanita menor rebecca o becca como yo le digo.

—Te toca la oración shimi.— le informa papá a becca.

Papá tiene apodos para todo, en la iglesia generaliza con bonitillo a los chicos, bonitilla a las chicas, Cacon, cacona, cabezona, es muy creativo a la hora de los apodos se podría decir, a becca le dice shimi porque, cuando era un poco más pequeña estaba obsesionada con un programa llamado shimmer y shine, nos volvía locos a todos aquí en la casa.

Por cierto no sé si les mencioné que mi papá es pastor, mi mamá pastora y por ende yo soy HDP, hija de pastor. Una oración que trae muchas cosas consigo, créanme.

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