IV.

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El vampiro no recuerda cuando fue la primera vez que experimentó el amor, que su corazón no lata, no significa que no pueda sentir, Luhan estuvo enamorado antes de ser convertido, ha estado enamorado siendo vampiro, el amor es algo demasiado fuerte y mágico, ni la vida ni la muerte pueden con aquel sentimiento, lo tiene claro, el amor y el destino a veces son amigos, es la única respuesta que encuentra al pensar en él y cómo ha estado presente en su vida. A través de los años Luhan se ha enamorado del arte, de la niña con rizos de oro que estaba pintada en un cuadro del museo, de la voz de aquel chico en un concierto de blues, del sabor de la tarta de queso de su abuela, de las palabras de aquel clásico que leyó, de aquella escultura que le lloró y de aquel adolescente que le sonríe al despertar abrazado a su cuerpo, aquel adolescente que hizo revivir su corazón.

Luhan quiere ver a Sehun, pero el menor ha estado ocupado, su madre también tuvo la idea de remodelar la casa, el mayor no la culpa, es bueno cambiar de vez en cuando, así que su humano es el encargado de ayudarla, quiere terminar antes de volver a su vida laboral, por lo que apenas ha hablado con él, se siente tonto extrañarlo cuando el mes pasado ni siquiera sabía de su existencia, pero la vida es así, impredecible.

Es viernes cuando Sehun llama a Luhan y le cuenta que por fin han terminado con la remodelación, así que es casi totalmente libre. Por la noche su madre hará una cena de celebración, sus amigos lo invitaron a una fiesta de verano, pero prefiere descansar y le dice que quiere verlo, el humano lo invita a pasar la noche en su casa, con su familia. Luhan sabe que si la misma situación le hubiera ocurrido hace un par de años, con una persona diferente, habría dicho que no, demasiado compromiso, pero es él, necesita verlo y volver a besarlo, nada más importa.

Está cegado, una parte de él lo sabe y grita peligro, pero lo ignora, quiere permitirse esto, estar cegado por la lujuria y tal vez el amor, la última vez se cegó por la sangre y se arrepiente profundamente, esto es diferente, esto se siente correcto. Es así como después de aquella llamada Luhan terminó revisando todas las cajas de su armario en busca de algo decente para ponerse en la cena, quiere dar una buena impresión, pero también quiere tener la atención de Sehun.

El sol se está ocultando, el cielo muestra un atardecer precioso, pero el vampiro no es capaz de notarlo por los nervios que lo invaden, antes de salir del departamento comprobó su apariencia cientos de veces y al momento de elegir qué postre llevar de regalo, terminó pidiendo pequeñas tartas de sabores distintos, es mejor prevenir antes que lamentar, necesitaba preguntarle a su humano si es que era alérgico a algo, a veces olvidaba ese tipo de cosas luego de haber perdido la capacidad de padecerlas.

Cuando logra dar con la dirección que le indicó el menor, Luhan se plantea la idea de volver a casa, de dar la media vuelta y desaparecer, pero distingue la silueta de Sehun en una de las ventanas logrando que aquella idea ligada a sentimientos desagradables desaparezca, termina de acortar la distancia entre la calle y la puerta donde toca el timbre, es capaz de escuchar los pasos provenientes de la casa, se pregunta si será Sehun o será su madre quien abra la puerta, pero su pregunta es respondida segundos después cuando aparece una mujer de estatura promedio, cabello oscuro y los mismos ojos del adolescente, se presenta con una reverencia y la mujer le sonríe mientras lo deja pasar, le agradece por el postre y lo guía a la cocina para dejarlos en el refrigerador.

—Sehun debe estar terminando de ordenar su habitación, puedes ir a buscarlo si quieres.

—¿No necesita ayuda para servir la cena?

—No te preocupes, estoy esperando a unos amigos, así que puedes ir tranquilo con Sehun.

Tranquilo, no se siente de esa forma mientras sube las escaleras hacia la habitación del adolescente ni cuando golpea la puerta medio abierta para avisarle sobre su presencia, la bienvenida por parte de Sehun tampoco se puede definir como tranquila, sus manos afirmando su cintura para pegarlo a la pared más cercana, aquel beso que le regala, lo deja algo aturdido, pero no lo suficiente para no corresponderle, se deja hacer por él, por sus caricias necesitadas durante largos minutos que quisiera que fueran eternos, pero recuerda que no están solos en su departamento, están en la casa del humano y su madre está en el piso de abajo, necesita comportarse, definitivamente él ya no es un adolescente para actuar de esa forma, así que ralentizando el movimientos de sus labios, acorta los besos al punto de ser solo roces, cuando abre sus ojos, lo primero que ve es la mirada de Sehun sobre él, le observa con intensidad antes de sonreírle seductoramente.

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2022 ⏰

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De colmillos y mordidas de amor [Hunhan] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora