Capítulo 2

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Siento una punzada en mi abdomen. Intento relajarme, pero me cuesta respirar. No me doy cuenta de que la camarera me llama  avisandome de que ya están los cafés.

Lo veo todo nublado. Tengo mucho calor. Me invaden unas ganas de correr, correr hasta que me canse, hasta creerme que no ha pasado nada. Y poder volver, sentarme en el banco con él. Imposible. No puedo. Esta vez el banco está ocupado por una chica, una chica muy guapa que no soy yo.


Me mareo. Todo parece diferente, no escucho a nadie. Me desvanezco y caigo al suelo lentamente. En esos dos segundos que estuve inconsciente se me quedó la imagen de Mario con esa extraña.

Mis recuerdos de ese día acababan ahí. Lo siguiente fue despertar en un hospital, junto a mis padres, Nerea, María y Juan. Todos, todos menos Mario. Según me dijeron estuve una hora inconsciente.

Me daban ganas de quedarme allí unos días más, estar aislada me sentaría bien.Pero Mario no estaba, era mi peor pesadilla.

Intenté coger el movil para ver si me había mandado algún whatsapp. Ningún whatsapp. Ni una llamada. Ni un sms. NADA.

No podía más. Le dije a mis padres y a mis hermanos si nos podían dejar a Nerea y a mí a solas. Ellos accedieron, dejandonos a nosotras para poder hablar de lo sucedido.

- Nerea lo he pasado muy mal- dije mirando al suelo.

- Normal, después de haberte desmayado estarás muy cansada.

- No lo digo por eso.

- ¿Entonces...? - preguntó con interés.

- Es por Mario. Le ví con otra en el parque -  digo con los ojos vidriosos.

No aguanto más. Se me van escapando las lágrimas una a una.

Nerea al verme tan mal, me abrazó e intentó consolarme. Ella es una buena amiga, desde que nos conocimos siempre estuvo conmigo ayudandome

Nerea puede tener algo con quién quiera. Rubia, no muy alta, ojos marrones, inteligente y una chica muy abierta.

Me mira con su sonrisilla diabólica.

- Ven, -me dice mientras que me ayuda a salir de entre las sabanas- levanta y vistete.

-¿ Qué? Si aún no me han dado el alta.

- Hazme caso.

Miro a Nerea con cara extrañada mientras que me levanto de la cama. Se le ha ocurrido algo.

- ¿A dónde vamos? -pregunto con muchisimo interés.

- Ya lo verás.

Hace dos horas en un parque cercano de un starbucks.

- ¿Qué haces aquí?- preguntó Mario alarmado.

- ¿Que tal te va con Amanda? - pregunta María a la vez que se sienta junto a él en el banco.

- Muy bien, pero si te ve aquí ya la hemos liado. Mejor vete -dijo él mirando atrás asegurandose que Amanda no les veía.

- Necesitas relajarte. Yo también quiero pasar tiempo contigo, haber cuando dejas a esa "pintamonas" - le susurra al oído mientras que le hace un masaje en los hombros.

- Esa "pintamonas" es mi novia - dijo Mario mirándole a los ojos.

- A la que le estas poniendo los cuernos...

- Eso es cosa mía no tuya.

- Bueno entonces me voy.

María se sienta junto a él y de despedida le da dos besos pero uno de ellos se desvía de su dirección. Acaba en un beso intenso de despedida.

Mario no sabe que hacer, lleva quedando en secreto con María dos meses. Y ya no siente lo mismo por Amanda que el primer día. El sentir mariposas en el estómago se esfumó por completo. No quería dejarla. Le haría demasiado daño, aunque algún día tendría que pasar.

María le da un último abrazo, y estirando un poco más alcanza el móvil del chico. Quería asegurarse de que esto acabase ya. Lo quería para ella, Amanda acaparaba demasiado tiempo en la vida de Mario. Le tocaba a ella ser feliz. Una tarde sin móvil, perfecto. Sabía que Mario y su novia se hablaban muchismo por teléfono. ¿Que hacer para dejarlos incomunicados? Uno se queda sin móvil, y el otro pensará que pasa de el. Al final romperán. Conociendo a Mario si tiene la mínima posibilidad de romper lo hará. María lo había pasado bastante mal. Mario quedaba con ella cuando Amanda estaba ocupada. Al final pasó lo que pasó.

Aún en el hospital.

Nerea y yo salimos del hospital, esquivando a todos los doctores y a mis padres. Me arrastra hasta El Día.

Allí se asegura que nadie le ve y se lleva disimuladamente un carro. No tenía ni idea que pensaba hacer.

Ya lejos del supermercado Nerea se para.

- Necesito que me des tu móvil.

- ¿Para qué? - pregunto a la vez que lo cojo.

- No te lo puedo decir, confía en mí. No le voy a hacer nada te lo prometo.

Después de pensarlo un poco acabo cediendo y le entrego mi teléfono.

- Hasta que no llegemos a tu casa no te lo voy a dar - dijo ella guardándose el móvil en el bolsillo delantero de su vaquero.

- Vale, pero nada mas llegar me lo das, necesito llamar a Mario.

- ¿Ves? A eso es a lo que me refiero. Necesitas desconectar, olvidarte de Mario por un rato.

- Bueeno vale, pero solo un ratito.

Seguimos andando hasta llegar a una gran calle. Nerea me dijo que me subiese al carro. JÁ Y JÁ. Ni loca me subía ahí con ella manejándolo. Al final se montó ella.

- Vale, ahora tienes que correr todo lo que puedas llevándome por toda la calle. Desahógate gritando.

- ¿Te has vuelto loca?

- Ah!Verdad se me olvidaba, para que la gente no sepa quienes somos toma- dijo dándome una gafas de sol negras estilo Ray Ban.

Ese era mi inconveniente. Que verguenza, pero eso no me bastaba.

- No pienso hacerlo.

- ¡Vamos Amandaa! Venga vaalee me pondré un moño choni, si me lo pongo, ¿lo harás?

- Venga vale.

Pobre la gente que nos viese.

En el parque...

¿Qué estará haciendo Amanda? Han pasado ya veinte minutos y aún no ha venido. No sabía que se podía tardar tanto en pedir dos cafés. Me levanto y voy a la caja a ver si ha pasado algo.

Llego y Amanda no está. ¿Se habrá ido al baño? Puede. Prefiero asegurarme y le mando un whatsapp. Espera, ¿dónde he metido el móvil?

Rebusco por mi chaqueta y por mis bolsillos. Nada. Ni rastro de él. ¿Me lo habré dejado en el banco?

Vuelvo al mismo banquito pero tampoco está. Mierda, ¿ahora cómo le explico yo a mi madre que se me ha perdido el móvil nuevo?

Pero lo más importante, ¿y Amanda?

The D of DifferentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora