Capitulo 1

213 9 4
                                    

No se por qué hago esto, me parece una completa tontería. ¿Porque no soy como los demás? Todo el mundo tiene problemas de los que pueden recibir ayuda. ¿Yo? Tengo uno que sólo yo puedo solucionar.

Vida normal, amigos normales, familia normal, ¿qué mas se puede pedir?

La verdad es que no me queda mal, me gusta ser pelirroja pero a veces me encantaría no haberlo hecho. Desde que me teñí, todo el mundo parece asombrarse cuando me ven. Unos dicen que si me he teñido el pelo, otros, ¿y para que te lo tiñes? Si no lo ven ellos estan ciegos. No me gusta lo básico. Simplemente me gusta cambiar, pero no soporto al tipo de gente que te critíca por lo que te has decidido hacer en el pelo, en la cara...

Me llamo Amanda, esto debe de ayudarme pero sinceramente no veo ninguna mejoría. Mi psicólogo me ha dado este librito lleno de páginas en blanco para escribir lo que me pasa, y mis sentimientos. Se cree que los podrá controlar. Já. Iluso.

Aunque no lo parezca me encantaría ser como los demás. El doctor dice que tengo la autoestima baja que tengo que mirar las cosas por su lado positivo. Nunca lo consigo, por las noches no puedo dormir repaso todas las cosas que voy a hacer durante la semana. Así normal que me deprima pero es algo que hago inconscientemente.

VIERNES 14

Siete y media. Suena el despertador, lo primero que hago es mirar el movil. Ningún whattsapp interesante por mirar. Me levanto, me ducho, me visto y voy a desayunar. Entro en la cocina y...

- NO-PUEDE-SER - Digo pausadamente mientras que miro que hay en la mesa del comedor.

- NAPOLITANAS DE CHOCOLATE- Grito mientras que me abalanzo hacia dos de las tres que quedan.

Me encanta todo lo relacionado con el chocolate. Son mi debilidad. La verdad, no sé cómo aún no tengo diabetes de tanto chocolate que como.

Empezamos bien el día, mis hermanos al parecer se han ido ya a trabajar. Maria se ha ido a la oficina y Juan se habrá ido a la universidad. Me como las dos napolitanas y la tercera se la dejo a el afortunado que llegue antes a casa.

Voy a salir por la puerta cuando me doy cuenta de que se me olvidan las llaves. Gracias a ese ingenioso invento de Maria, en la entrada pintó con su letra perfecta: Importante Llaves y Movil. Un buen recordatorio para los cuatro. Antes de irme me aseguro que todo está en orden. Salgo, y mientras que camino escucho música. Pienso en todo, en cuantas posibilidades tengo de irme, en mis notas, en verano... Pienso en él aunque ya no me hable. Sinceramente suelo pensar mucho en Mario. Era un buitre de primera, tonteó hasta con mi prima. Al final acabo cambiando de canción, me estoy empezando a deprimir por momentos. Ahora escucho Elastic Heart de Sia.

Sia... ,nunca muestra su rostro en los videoclips ni tan si quiera en los conciertos. Me parece alguien inteligente, no quiere que la tomen por famosa, quiere seguir viviendo como alguien normal.

Llego justa a clase. Me siento en última fila, saco mis libros e intento no dormirme. Primero mates y luego para rematar sociales. Estoy harta, se me cierran los ojos poco a poco. Me pongo una mano tapandome los ojos y la otra sujetando un boli. Sueño sueños sin un final feliz, sin él, siempre a distancia. Puta distancia. Le echo de menos, intento ocultarlo pero se me escapa una lágrima detrás de otra. Me ahogo, me ahogo en mis propias lágrimas. ¡Mario! Viene a rescatarme, en un bonito barco color azul agua. Pero... , ¿qué hace? ¿ Por qué me suelta la mano? Espera, hay alguien más en la barca, no consigo reconocerle, tiene la cara borrosa. ¿María? No, no puede ser. No hoy no. No me lo quitará. Intento subirme a la barca, pero todo resbala, imposible. Mario empieza a remar en dirección opuesta... No, por favor no me dejeis aquí. No me escuchan. Grito más alto.

- ¡NO!

Parece que me han escuchado.

- ¡NO!

Esta vez, de tan alto que grito me despierto sola. Todos me miran, Don Manuel también, vaya maldita verguenza. Pido perdón. La clase prosigue pero sigue habiendo gente que quisquillea y que se queda mirandome unos segundos más. Paso, todo esto por su culpa. Tengo que hablar con él, aclararlo todo.

Madrid, 27 de julio, en pleno verano.

Mario vaya retraso llevas. Me hace la burla mientras que me hace cosquillas. Sin darme cuenta me caigo para atrás y me quedo tumbada en el césped. Su mirada se queda clavada en la mía. Vaya ojazos, verdes con el borde marrón, como si una bomba de color hubiese explotado . Me aparta el pelo, se inclina sobre mí y suavemente me besa.

Ese fue el mejor día que pasamos los dos juntos, todo el día dando vueltas por todas partes.

Cansados de tanto andar decidimos entrar en un Starbucks, nos pusimos en la cola, le dije que pediría por el, y fuese fuera a coger un banquito del parque de enfrente.

- Dos capuchinos con leche y una napolitana de chocolate por favor - le dije a la chica de la caja.

- Marchando, tardarán de unos cinco a ocho minutos.

- No pasa nada espero aquí.

- Siguiente por favor -dijo la chica a la vez que me indicaba que me apartase.

Mientras, le eché un ojo a Mario, para ver donde había cogido el sitio. ¿Pero que...? Mario está sentado con una chica de larga cabellera morena. Parece que se lo pasan bien. Demasiado bien, tengo curiosidad, ¿quién será? Y .... ¿por qué se acaban de besar?

The D of DifferentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora