N°4

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Ese hombre me enviaba mensajes una y otra vez. Tomé la decisión de no detenerlo más pues pensé que era una pérdida de tiempo, total, lo hacía a propósito. 

Cuando pasó y notó que no lo detenía se detuvo por su cuenta a hablarme. Genial, era sencillamente perfecto. 

– Hola – saludé de mala gana.

– Eres un pesado, no me contestaste un solo mensaje. 

– A pues lo siento. – me encogí de hombros.

– Bebé, todo lo que me cuelga es tuyo, deberías aprovecharlo.

Odiaba, como odiaba sonrojarme por las cosas que salían de la boca de Mayo. Ni siquiera sé por qué me sonrojo.

– ¿Así que es mío? – apoyé el mentón en mi mano. 

– Todo tuyo, guapo.

– Haces mis jornadas laborales más divertidas, no te lo voy a negar.

– Podrían ser más divertidas de lo que ya son. – me tocó el pecho con el dedo.

– Ja, no, deberías dejar de hacer esto.

– No quiero, me acostumbré a verte todos los días a esta hora.

– Ya vete, Mayo. – negué con la cabeza por su actitud, estaba algo divertido.

– Como me des un beso me voy, si no, no.

– Ya me robaste uno, así que no.

– Pues... podría ser otra cosa. – antes de que pudiera reaccionar, se estiró y pasó su lengua sobre mis labios. – no cuenta como un beso.

– Hazme el favor... 

– Bueno, adiós guapo. 

No Víctor, no te lamas los labios, no lo hagas... joder. Si sabe bien.

Sexis Detenciones ∬ Mayictor ⊣Yaoi⊢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora