El lago es testigo

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Ginevra Weasley había ido a la
biblioteca para sacar un libro de pociones, necesario para sus clases. Ella ya se encontraba en la biblioteca, pensando en su querido Harry y como podría conquistarlo, ya que era el chico que le gustaba ya desde antes de siquiera verlo en persona.

Sus pensamientos y su búsqueda del libro fue interrumpida por unas risitas que provenían de más adelante.

Reconoció la voz del que se reía y entonces se acercó. Espiar un poco al chico que te gusta lo hace cualquiera ¿no?

Se puso detrás de un estante suficientemente lejos para que no la vieran, pero lo suficientemente cerca como para poder escuchar.

"Que dices, ¿no fue suficiente lo que hiciste en el gran comedor?"

"Tenía que quedarle claro que a mi novio nadie le pregunta de ir a salir."

"¿Novio?"

¿Novio? Ginny se preguntaba lo mismo que Harry. Estaba triste, pensaba que Harry era soltero. Bueno, nunca dijo que tenía pareja en realidad.

Asomo la cabeza para ver con quien estaba hablando, ósea quien era su tal novio.

La comadreja menor se quedó en shock al ver una melena rubia platinada, unos ojos grises y sonrisa emobada en tal persona.

¿En que maldito momento su Harry estaba saliendo con su enemigo? No lo creía, pero debía porque al parecer era real.

Se limpió una lagrima traviesa que inevitablemente salió. Su cara cambio de decepción total a una de furia intensa. Ella se iba a vengar de él hijo de puta de Malfoy. Por robarle al amor de su vida. Aún que nunca fuese suyo, en realidad. Bueno, con más razón. Ese imbecil le arrebató la oportunidad de estar con quien amaba y por eso y mil razones más lo odiaba con todo su ser.

Se fue con paso rápido y una mirada de furia, pero con algunas lágrimas rebeldes.

No le importaba un carajo el libro, de todas formas no iba a aprobar el examen final porque no tenía idea de pociones.

Ginevra se detuvo en seco y sus lágrimas cesaron de repente. Aflojo su expresión y no pudo evitar una sonrisa.

"No aprobare el examen, eso lo se, pero podría dar mis ultimas energías por una poción. Una que me ayudara con lo de mi Harry." Pensó la pelirroja con una sonrisa malvada y siguió con su camino.

*******

Los dos jóvenes estaban caminando por las afueras de Hogwarts, no muy lejos pero lo suficiente para estar solos.
Iban caminando muy cerca del otro y sus manos rozaban delicadamente, algo que hico que el corazón del moreno se tibiara.
Por el momento no necesitaban palabras, solo la compañía mutua.
Hasta que el rubio rompió el silencio.

"Tu y Ginevra... ¿que son?"

La pregunta le tomo al moreno desprevenido y por eso se tomó unos segundos para pensar.

"Ella es como una hermana para mi ¿porque preguntas?"

"Es que yo... yo veo como te mira y es muy obvio que le gustas"

El moreno alzó una ceja y dejó caer su cabeza un poco hacia el lado.

"Mmm... puede ser."

"A ti no te gusta ¿verdad?"

El moreno rio y negó con la cabeza.

"El que me gusta eres tú, hurón saltarín"

El rubio suspiro aliviado y sonrió. Ya no se veía tan tenso.

"Y tu y Pansy...?" El moreno tenía las mismas dudas.

El rubio rio y le contesto:

"Creí haberte dicho que soy gay, Potter. Algo que no le he dicho a muchos"

El moreno sonrió y miro al rubio.

"Cierto" dijo Harry aún con su sonrisa de oreja a oreja.
De repente el pelinegro le tomó la mano a su novio, sin ser rechazado. Acaricio con el pulgar la mano tan perfecta que tenía el rubio.

De nuevo, no necesitaban palabras, sólo la compañía mutua. Era algo que de vez en cuando pasaba, solo el silencio era quien ayudaba a sentirse cálido y más con la persona cuya simple existencia te hace feliz.
Caminaron observando el lago que estaba cerca y se acercaron para sentarse el la orilla.
El viento soplaba y hacia que el cabello del rubio se moviera a la misma dirección que el de Harry.

Inevitablemente Draco quito su mirada del oscuro lago y la puso en el ojiverde.

No sabía como, pero el joven que era observado se dio cuenta de que el rubio lo miraba y lo miro también.
Por el momento era verde contra gris, dos ojos bellos que dentro de ellos se podía ver el alma, como dicen por ahí los ojos son la ventana del alma, y parecía verdad. Los dos podían notar los sentimientos del otro solo explorando sus irises que cada vez parecían más profundas mientras más los mirases.

"Ahora eres tu el que me mira" había dicho Harry con una sonrisa.

"Mirarte es arte para mis ojos"

El moreno rio dulcemente y se limitó a mirar los labios de su acompañante, y este rapido entendió el mensaje. Se acercaban más y más hasta que no hubo más espacio entre sus labios, ya que ahora estaban juntos formando un tierno beso, que si no fuera por el oxígeno que sus pulmones necesitaban, hubiese seguido toda la noche.

Los ojos de un Slytherin / CanceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora