¡ 𝘊𝘶𝘱𝘪𝘥𝘰 ! - キューピッド

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— ¡De ahora en adelante llámame Cupido! — sentenció con una juguetona sonrisa la mujer.

— Ugh, no empieces. —gruñó molesto Aizawa.

Soltó un suspiro cansado. Le sorprendía cuántas estupideces llegaba a decir Furukawa (N) en pocos segundos.

La muchacha de cabellos rosados, piel bronceada por el caluroso verano, sonrisa radiante como el sol y ojos mieles, era vecina del amargado azabache hace aproximadamente tres años.

Ni ellos entendían como es que llegaron a ser tan cercanos porque son polos tremendamente opuesto. Tan sólo basto tener una conversación sobre gatos para que establecieran era fuerte, pero rara amistad.

— Pero Aizawa... — reprochó (N) pataleando sobre el cómodo sillón del hombre.

Infantil. Fue lo primero que se le vino a la cabeza a Shouta.

Pero esa chica infantil le gustaba y mucho...

Su forma de hablar, caminar, hasta existir le encantaba.

Cayó en cuenta de sus sentimientos hace cinco meses, cuando por su ventana de la cocina vio como la peli-rosa dejaba entrar a un chico a su apartamento.

Los celos lo consumieron a tal punto que la ignoró por dos semanas.

— Desde que te conozco no he visto que hayas traído a una sola chica a tu apartamento. — se quejó poniendo mala cara.

— ¿Quién dijo que salgo con chicas? — preguntó alzando una ceja mientras observaba el examen de uno de sus alumnos.

— ¡No me digas que tienes novia! — chilló asombrada (N).

— No. —respondió inmediatamente con cierta molestia en su voz. — No estoy interesado en una relación.

Mentira. Estaba interesado y loco por la tonta de orbes mieles.

— ¿Al menos haz tenido sexo?

No mentiría si dijera que esa pregunta lo desconcentró de los exámenes. Ella era tan directa y él tan cerrado.

— Claro que he tenido sexo, Furukawa. — dijo irritado.

— Oh, lo siento. — rió torpemente (N), a la vez sintiendo un poco de vergüenza. — Volviendo al tema. Te juro que tengo un candidatas que aguantarían tu humor de viejito cascarrabias.

— Cómo ya te dije en muchas ocasiones, no.

— Mmh... — la chica lo miró con los ojos entrecerrados como si analizara la respuesta del azabache.

Sin decir nada mas sacó su teléfono y rebuscó entre sus contactos a sus amigas solteras desesperadas por un novio.

— Mirá. — golpeó el hombro de Aizawa y le extendió su teléfono. — Se llama Sunny, tiene tu edad y le gusta las novelas coreanas.

Shouta observó el aparato, allí había una foto de una mujer bastante atractiva. Tenía una mirada sexy en sus labios yacía una copa de vino, de la cuál bebía seductoramente.

— No me gusta.

(N) tecleó unos segundos y volvió a mostrarle el teléfono.

Ahora era una chica demasiado joven (quizás hasta más joven que (N), y eso que tan sólo tenía veintitrés.) estaba en la playa posando como si fuera una modelo. Tenía un bikini anaranjado con puntos blancos.

— No.

— Ugh... — gruñó tal cuál lo hacía Aizawa.

Unos instantes después le mostraba otra chica.

Esta parecía no ser más grande que la anterior. Su maquillaje era gótico y su vestimenta igual. En vez de sonreír o tener una mirada sexy, su expresión era completamente seria, sin una pizca de emoción.

— No me gusta.

— ¡Me estoy quedando sin opciones! — se quejó (N) otra vez. Su paciencia se estaba acabando.

— ¿No era que tenías muchas opciones para mí? — preguntó en burla el mayor.

— B-bueno, p-puede que haya e-exageado un poquito... — murmuró avergonzada mientras esquivaba la penetrante mirada de Aizawa.

— ¿Y qué hay de ti?

(N) lo miró confundida, sin entender muy a que se refería, hasta que sus neuronas se conectaron. Un pequeño grito de asombro salió de su boca.

— ¡Woah, e-e-espera! ¿¡E-estás q-queriendo d-decir t-tú y y-yo!? — su bronceado rostro se tiñó de un rojo.

Aizawa Shouta internamente quería matarse. Aquella inusual pregunta le salió sin pensar. Se había dejado consumir por la molestia y sin previo aviso hasta se había confesado.

— Sí.

Ya no había vuelta atrás, después de todo, si la chica se alejaba por la razón que fuere le haría un favor.

Estar enamorado no era lógico, al menos no para él.

— B-bueno, no sé q-qué decir la v-verdad... — rascó su nuca nerviosa.

Para (N), Aizawa era extremadamente atractivo y no iba a mentir que en ocasiones se lo imaginó sin esa molesta camiseta. Pero el hombre era tan inexpresivo que jamás imaginó que sintiera lo mismo que ella.

— Sino quieres dilo. — el de cabellos negros habló con su típico tono aburrido, aunque internamente se moría de la ansiedad.

— ¡Sí quiero! — la voz de (N) sonó hasta casi suplicante.

No podía perder esta oportunidad.

Aunque no lo demostraron, ambos estaban felices y aliviados.

Al final el drama fue innecesario.

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¡Bonus!

— Cuando te di la libertad de elegir el lugar pensé que se te ocurriría algo mejor que esto. — se quejó Aizawa mientras examinaba el lugar con una expresión de disgusto.

— ¡Oh vamos, un Maid Café es increíble! — sonrió emocionada la peli-rosa.

— Lo sería si no fuera de hombres... — susurró lo menos audible el azabache al sentarse en su mesa.

𝐀𝐢𝐳𝐚𝐰𝐚 𝐒𝐡𝐨𝐮𝐭𝐚 || 𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭'𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora