𝓣𝓻𝓮𝓼

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Aquel día eran de esos en los que despertaba y no quería que alguien estuviese a lado mío, pero...tú eras esa única persona, no sé como lo hacías, pero me apaciguabas, eras tan tú, auténtico y sobresaliente entre todos.

Yo estaba sentada sobre mi cama con la cara entre las rodillas, en un "mar de llanto", como tú solías llamarlo.
Entraste sin tocar la puerta, te agachaste para quedar a mi altura, levantaste mi rostro, limpiaste mis lágrimas y solo dijiste: 

-Tranquila, todo mejorará, ya lo verás.

Eso bastó en mí y al parecer todo aquello que me atormentaba se esfumó...

El chico del hospitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora