Cursilerias (Parte dos)

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Tragué saliva lentamente, busqué valor de algún recóndito lugar de mi cuerpo, saqué de mi frente las gotitas de sudor que se habían formado, y mordí mi labio de forma leve.

Toque la puerta, muy suave y lento.

-¿Quién es?-Dijo una fría voz. Inconfundible para mí

-Cadete Kinomoto, señor.-Dije lo más firme que mis nervios me permitieron.

-Adelante.-Dijo el capitán.

Esperé unos segundos, y abrí la puerta.

Heichou estaba sentado detrás de su escritorio, con una nueva montaña de papeles inútiles.

Genial, más trabajo hoy-Pensé recordando en lo que nos habíamos desvelado la noche anterior. Archivando y archivando.

Pasé a la gran oficina, la cual en la parte final tenía otra puerta, que conectaba con su habitación.

Por supuesto, su habitación contaba con un baño privado. Cerré la puerta detrás de mí.

-Heichou, aquí está su café, siento la demora-Dije sin míralo a sus ojos, con una sonrisa nerviosa en mis labios.

Él no me dijo absolutamente nada. Sentía que iba a explotar de ansiedad. El color estaba subiendo a mi rostro nuevamente.

Me acerqué lento a su escritorio, y deposité su café y galletas en él.

Y cuando iba a alejar mis manos, una masculina agarró mi muñeca de un apretón.

Inmediatamente fije mis orbes en los suyos.

Y deseé jamás haberlo hecho.

Sus platinadas canicas se mostraban aparentemente sin expresión alguna. Pero claro, no para mí.

Enojo y confusión. Eso era.

-He-Heichou…-Le dije algo titubeante.

-Por favor mocosa, basta de formalidades. No conmigo. No cuando estamos solos-Dijo firme, entrecerrando un poco sus orbes.

-Lo siento…-Dije desviando un poco la mirada. Un sonrojo color carmesí estaba posado en mis pómulos, mientras que el agarre de mi labio inferior se intensifico por parte de mis dientes.

-Has tardado demasiado. Y sabes que odio la impuntualidad.-Dijo serio, mientras su agarre aumentaba, pero sin provocarme dolor.

-Y-yo… Hanji no me dejó ir antes-Dije con mi vista fija en un punto de su escritorio. Si, sus papeles eran muy interesantes…Claro.

Había sido la mejor excusa que mi cebero pudo procesar.

Pero olvidé algo importante…

No puedes mentirle al hombre que conoce cada ínfimo detalle de ti.

Bufó, para luego con su mano libre, tomar mi mentón, obligándome a mirarlo. Pasó por el lado del escritorio, para finalmente ubicarse frente a mí, con su mueble atrás.

Posé mis verdes en los plata. Y me perdí por completo. La noción volvía a irse para no regresar, el miedo, ansiedad, nervios, eran reemplazados por paz y tranquilidad.

Una tranquilidad que solo él sabía darme.

Y que sólo él podía darme.

-Mocosa, eres realmente mala para mentir. Dime la maldita verdad de una vez, Tenshi-chan-Cuando pronuncio mi apodo, lo hizo con cierta dulzura, admiración…

Como si yo realmente fuera su Tenshi. Como si yo… de veras lo hubiera salvado…

La mano que estaba en mi mentón, subió hacia mi mejilla para acariciarla. El color carmesí se acentuó aún más, y al parecer, eso le causó algo de ternura.

¿Por qué lo amas? LevixReader (Two-shot) /Shingeki No Kyojin/Levi y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora