십팔. real life

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—Te he dicho que quería estar sola.

Siguió acariciando a Dalgom sin mirar a su gemela, haciendo como si no estuviera ahí. Jisoo había entrado en la que era su habitación, porque no dejaba de estar en su dorm y la invitada era la actriz, y la miró con el ceño un poco fruncido.

Jiyong no quería escucharla, no quería que repitiese lo que le había remarcado más de una vez, lo peligrosa que era la situación y en cómo se le estaba yendo de control, que tenía que hacer algo o comentársela a alguien más, que si la eludía solo traería problemas a la larga.

—Y yo creo que deberías salir al menos a comer algo —sugirió Jisoo—. No has comido bien desde que te has instalado con nosotras, debes tener hambre, no puedes descuidarte así y menos con todo el trabajo que tienes.

Justo había coincidido que tenía una pequeña pausa eso días, coincidiendo con el fin de semana, porque si no fuera así tendría que seguir aparentado que todo iba bien para el resto del mundo.

—Desde que tú me has obligado a que pase unos días con vosotras —corrigió. Jiyong se incorporó un poco para poder mirar a su gemela a la cara—. No me apetece, ¿puedes dejarme sola?

—No —contesto de forma muy clara y se acercó para sentarse en la cama—. No quiero ser dura contigo, Jiyong.

—Entonces no lo seas.

—Quiero que salgas —comentó muy seria.

—Me duele la cabeza —se excusó—, por eso he querido tumbarme en tu cama, para que se me pasase. Tampoco tengo hambre ni sed, ni nada que se te ocurra para hacer que salga.

Jisoo suspiró, sabía que sería muy difícil que Jiyong colaborase en ese sentido, que cuando se encerraba en sí misma no era sencillo romper esa coraza, y la única que lo conseguía era ella. La conocía mejor que nadie, sabía qué hacer o decir para que la dejase entrar, pero esta vez no quería que pasase tanto tiempo, se negaba a que estuviera días o incluso semanas mal, y menos que alejase a la gente que le importaba de su lado. Se negaba a verla así.

En una de las cosas en las que más se parecían eran en lo fuertes que eran, o en cómo aparentaban serlo, prohibiéndose a sí mismas ser vulnerables delante de la gente, evitando a toda costa llorar aunque lo quisieran, prefiriendo ser el apoyo para los demás que lo contrario. Jiyong no había derramado ni una lágrima cuando se había lesionado, ni con todo lo que había venido después, ni siquiera cuando sus amigas y compañeras lo habían hecho por lo injusto que les parecía todo, había sido ella la que las había consolado cuando era su problema.

Y ahí estaba de nuevo esa faceta suya, esa de ocultar lo que sentía, la que hacía creer que estaba bien, que nada ocurría, que era mejor alejar a la gente que le importaba.

Lovesick ― Bang ChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora