Era un día normal para Armin Arlert, encerrado en su habitación a oscuras y recostado en su cama con sus mangas, vídeojuegos y alimentos al alcance de sus manos.
Ahora mismo estaba jugando en una consola portátil un videojuego estilo novela visual de citas, estaba fascinado con una de las chicas de las posibles rutas.
Para la que era su waifu por excelencia tenía el aspecto de la típica chica rubia con ojos azules, siendo un juego estilo japones era la chica extranjera de intercambio, sin duda su ruta favorita, tanto que era la quinta vez del día en que volvía a jugar para elegir el mismo desenlace de final bueno con ella.
— Ojalá fuera tan sencillo conseguir una cita.
Pronto el rubio se arrepentiría de esas palabras pues escucho varios golpes en su puerta para observar asustado con en esta apareció un enorme agujero por culpa del golpe de una katana.
Armin dió un grito de niña asustada, para luego ver cómo el filo del arma salía del sitio y una mano pálida tomaba el picaporte y abría la puerta, revelando a una chica pelinegra de rasgos asiáticos que le lanzó un balde de agua helada al rubio.
— ¡Ahhh! ¡Mikasa! ¿Porque hiciste esto? ¿Y hacia falta romper mi puerta? Estaba abierta.
Replicó molesto el rubio habiendo una rabieta.
— No, no era necesario, pero quería probar mi nueva katana, y respondiendo a tu primer pregúnta, no pienso permitir que te sigas encerrando en esta cueva friki otro día más.
— No es una cueva, es mi cuarto, y me siento muy seguro y cómodo aquí.
— No quiero excusas Armin, necesitas salir al mundo exterior, asique por eso te prepare una cita para este San Valentín.
La ackerman sonrió con auto complacencia respecto a su idea, pero el rubio solo le dedicó una mirada cansada y sería con sus ojos llenos de ojeras.
— ¿No eras tú la que decía que yo no debía tener novia?.
El rubio recordó las mil y una veces que Mikasa decía "Armin es mi bebe, es muy pequeño para tener novia".
— Esto es diferente, desde que tengo novio ya no puedo estar contigo todo el tiempo, y empiezo a temer que termines por aislarte del mundo entero.
Comentó la pelinegra apoyándose contra el escrito de Armin, tirando con su mano algunos envoltorios y vasos desechables al suelo.
— No me estoy aislando, tengo todo lo que necesito aquí, puedo conocer el mundo con mi consola de videojuegos.
Sonriendo señalo la consola con la que jugaba los últimos juegos de moda online, misma que en segundos fue partida a la mitad por la katana de Mikasa.
— Listo, ya no hay excusas, ahora sal a darte un baño.
La pelinegra salió de la habitación mientras Armin miraba paralizado a su ya destruida consola de videojuegos, unas lágrimas se escapaban de sus ojos.
— ¡Si tardas más, los siguientes serán tus mangas!
Esa advertencia basto para que el rubio se levantará y buscará entre su ropera alguna ropa limpia y una toalla para dirigirse rápidamente al baño principal de su casa.
Ya en el baño y solo en ropa interior se pudo ver en el espejo, su encierro le dejo secuelas terribles, sus ojos brillosos se veían opacos y algo enrojecidos junto a sus ojeras eran la prueba viviente de un exceso de videojuegos en la noche, su cabello rubio perdió todo su lustre y era una maraña de nudos y pelos levantados, si no tenía cuidado al peinarse se arrancaría suficientes pelos para hacerse barba y bigote.