Tus manos ásperas, grandes y firmes provocaban en mi un cosquilleo, quería que me apretaran, que me tocaran cada centímetro de mi
Estaba nerviosa, empezé a temblar, erizabas mi piel con tu tacto, ese tacto tan libidinoso
Te acercaste a mi mientras me sostenidas firme del cuello, observandome detalladamente, hipnotizandome con esos ojos azules que tanto amo, tu respiración chocaba contra mi, empezó a faltarnos el aire
Nuestros cuerpos danzaban al compás de ese vaivén de caderas que nos hacía estremecer, que nos hacía disfrutar del éxtasis en gritos ahogados
Nuestra vista se nublaba y con ello el final estaba cerca, ambos nos abrazamos con fuerza deseando que esto no acabe, logrando tocar el cielo mientras el amor nos mataba
Caiste rendido y te acurrucaste en mi pecho y solo acaricie tu cabello mientras besaba tu frente, ambos cansados y en paz
Sabíamos que al salir por esa puerta un mar de encrucijadas nos invadirá y con eso llegarían pruebas que nos harían dudar de nuestra fidelidad pero como siempre esperaríamos por el reencuentro pecaminoso que ambos disfrutamos
Observaba cada detalle tuyo, disfrutaba la vista mientras te arregladas inundado el ambiente con tu perfume, lo único que tenía de ti en ese momento era el recuerdo de lo sucedido y tú chaqueta en mis manos, sabía que al dártela era dedicarte un adiós
Simplemente me tomaste de mentón y dulcemente besaste mis labios y en un susurro te despediste
-Hasta pronto amor...
Desapareciste en el horizonte, como hojas en el viento y con ello una pequeña parte de mi alma que también te ama
Hasta pronto mi león.
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