Está historia empieza cuando tenía siete años de vida, éramos muy pobres y al ser el mayor de mis cuatro hermanos siempre me toco la parte más dura, aún así, mis padres me dieron todo lo que estaba en sus capacidades. Una vez mi madre me dijo que persiguiera mis sueños, que buscará aquello que me diera felicidad, que hiciera amigos por doquier.
Fueron sus últimos deseos para mí cuando murió a mis siete años.
Mi padre se quedó a cargo de mis cuatro hermanos y de mí. Los gemelos recién nacidos tendrían que crecer sin haber conocido a nuestra maravillosa madre, pero mi padre, mi otro hermano y yo nos encargaríamos que nunca pensaran que por su culpa murió mamá; jamás permitiríamos que pensaran que su parto la mató.
Mi papá comenzó a trabajar muy duro para lograrnos mantener a todos, a mis once años ya estaba en malos pasos, ingería aguardiente y mi boca era una fumarola.
¡Cuán decepcionada debió de haberse sentido tú madre, si estuviera viva! Fueron las palabras impregnadas de dolor que mi padre escupió en mi faz al sentir que me estaba perdiendo a mí mismo en aquel oscuro mundo.
Entonces deje de beber y de fumar, por amor a la memoria de mi madre, por respeto al amor que me tenía mi padre; comencé a escribir canciones, contaba historias en ellas, narraba algo sobre la gloria que mis padres deseaban para mí y mis hermanos.
Una vez cumplí mis veinte mi historia había sido contada en un libro que mi hermano escribió consolidándose en su carrera como escritor. No solo escribió mi biografía como una novela, también escribió la suya con sus propias vivencias. Dieciocho años tenía apenas el muchacho pero ya tenía un nombre en el mundo editorial.
Bien dijo mi padre, sólo enfócate en tus metas, no creas en el fracaso, reconoce aquella voz en tu interior y confía en tu potencial. No creas en las voces de los demás, de aquellos que te digan que no eres capaz; tú decides a quien le crees más.
Así gracias a mi padre a mis treinta años ya había superado mi adicción al tabaco y al licor; mis hermanos, los gemelos, empezaban su vida y a conocer el mundo. A sus trece años se enfrentaron al dolor más grande que sus corazones podían soportar, nuestro perro, que había crecido a su lado, murió de viejo.
Uno de los gemelos se enfermó y el otro en silencio juró no volver a tener un animal. No volvería a pasar por aquel terrible dolor, decía. Pero de eso se trata esta vida, nos enseñó nuestro padre, sólo somos viajeros en el camino de la vida y cuando nuestro camino termina uno nuevo inicia, aunque algunos no se den cuenta de ello.
A mis sesenta años, yo ya estaba viejo y arrugado. Nuestro padre hacía algunos años había terminado su camino, todos lo lloramos, no pudimos evitar sufrirlo. Porque a pesar de ser mayores nuestros padres nunca dejan de ser un pilar en nuestra vida.
En algún punto de mi vida, me casé y tuve hijos, recuerdo que su abuelo los amaba, incluso más que a nosotros, sus propios hijos. Mi segundo hermano, decidió que el matrimonio y la familia no eran su vida así que decidió quedarse solo y fue muy feliz. Uno de los gemelos tuvo su primer hijo en la adolescencia, su relación con la madre duró poco pero la que tuvo con su hijo fue única y especial.
En la adultez se casó con otra mujer y tuvo nuevos hijos, pero nunca al primero descuido. El otro gemelo fue un bohemio de vida irregular, libre de ataduras pese a tener la misma pareja su vida entera y por quien tuvo que romper su juramento de no volver a tener mascotas, a veces medio vagabundo y por lo general despreciando los convencionalismos, así era cómo vivía su vida y fue feliz.
Yo me considero afortunado, mi alma tenía hambre y sed y logré estar bien. No olvide nunca lo aprendido por mi padre, jamás deje de amar la memoria de mi madre. Rodeándome de sabios logre aprender, de los buenos algo en mi se quedo.
Un día desperté y sentí que no podía más, por un momento percibí que el miedo se pegaba a mi piel, luego comprendí que mi camino estaba llegando a su fin. Al lado mío en nuestra cama, continuaba durmiendo mi esposa.
Acaricie su cabello cano y una sonrisa se apoderó de mis labios. La amaba. Me acerqué más a ella para acunarme en su pecho, pese a estar dormida me abrazó y se fundió en mi calor.
Deposite un beso en su frente antes de cerrar los ojos.
¡¡¡Fin!!!
NOTA DE LA AUTORA.
Ok se preguntarán por qué carajos este cuento es romántico. Y bueno les explico porque yo siento que lo es.
El amor no solo es entre pareja, hay muchos tipos de amores y en este caso yo intenté hacer alusión al amor por la vida, no sólo a un tipo de vida, si se fijan los hermanos tuvieron diferentes, ni siquiera por ser gemelos escogieron el mismo camino.
Y todos fueron felices, llevaron vidas plenas y tuvieron amor, de muy distinta forma cada uno.
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|Cuentos| ¿Y si nos ponemos románticos? ✓
RomanceUna pequeña antología de cuentos románticos para todos aquellos que suspiran por un beso, matan por una caricia y mueren por un amor. Para celebrar este mes del amor y la amistad del 2022. Los tenía planeados desde el año pasado y me siento muy emo...