Naruto demonio o algo más (Terminada)

Capitulo 63

Capitulo 63: Sobreviviendo...o cenando con los suegros

Naruto envuelto en su toalla entro sin reparo alguno a las aguas termales y se dejo hundir en ellas hasta la cintura, suspiro mas que complacido ante el tibio roce del agua calida sobre su piel, se recargo contra una de las rocas y relajo los músculos, el sonido del agua moviéndose le hizo abrir los ojos al otro lado del estanque diviso una silueta femenina de cabello morado recogido sobre la cabeza, sonrió levemente ante esta pequeña sorpresa -el agua esta muy rica hoy no te parece- hablo el ninja rubio asumiendo que con quien estaba se trataba de su pelimorada amante de la tortura -eh...si esta buena- dijo la apenada voz que de inmediato el rubio identifico -espera...Yugao_chan?- pregunto al aire mientras enfocaba a la chica que con toalla en mano se cubría el frente del desnudo cuerpo y eso si con un sonrojo marca Hinata en el rostro.

Lo dos permanecieron callados mirando al frente sin decir absolutamente nada es mas ni siquiera se volteaban a ver ya que la pena resultaba mucha -lo siento- hablo por fin la anbu rompiendo el silencio reinante entre los dos -porque te disculpas yo debería hacerlo, debí preguntar si había alguien antes de entrar - lo miro con cierta incredulidad a pesar de todo el seguía tratando de ser caballeroso y cargar con la culpa -no es cierto, esta es tu casa debí pedir permiso antes de usar esta agua es solo que las de la aldea son concurridas y no tengo mucho humor para ver gente- sus palabras ligeramente deprimidas hacían juego con sus ojos tristes que ahora mismo miraban al agua -no te preocupes por mi parte tu puedes venir a darte un relajante baño cuando gustes jejeje es mas quizá podamos volver a tomar uno juntos jejejeje- le guiño un ojo y se rió de su pequeño chiste mientras Yugao se ponía algo mas roja -por cierto no me molesta ya te lo dije pero ¿Cómo entraste a la casa?- pregunto el rubio ya que desde cierto incidente con un pervertido peliblanco las aguas se techaron para evitar mas fisgones y el como llego aquí resultaba una duda muy persistente -Anko me dio una copia de sus llaves- el rubio suspiro quien mas pudo ser sino ella es mas si fuera mal pensado asumiría que este curiosa situación la planeo ella.

Escondida en un árbol se hallaba cierta pelimorada mirando todo con una enorme sonrisa acompañada de una roja Kurenai que no paraba de negar con la cabeza y de mirar a su amiga -no puedo creer que me convencieras de esto- dijo susurrando para que nadie la escuchara -shhh cállate además no te hagas tu estuviste mas que feliz cuando lo sugerí quien mejor para consolar y ayudar a superar esto a Yugao_chan que Naruto_kun- la mujer ojiroja desvío la mirada ante la gran sonrisa de su amiga que le recalcaba lo obvio, sonrío y volvió a mirar al interior de las aguas termales donde los dos permanecían inmóviles -oh vamos Naruto_kun no pierdas el tiempo h hazle el amor de una vez- murmuro en voz baja haciendo al rubio voltear ligeramente -que pasa Naruto_kun- cuestionó Yugao desde su posición al rubio que solo negó con la cabeza -(casi me atrapa)- pensó la pobre Anko al casi verse descubierta, la mujer anbu decidió que era momento de salir y el rubio caballerosamente cerro los ojos lo mas que pudo al final abrió los ojos y miro el bello trasero contoneándose fuera de ahí.

El rubio se levanto del agua después de un rato y procedió a secarse y vestirse a decir verdad fue muy reconfortante darse ese baño con todo y la compañía sorpresiva de Yugao aunque algo en el le decía que de accidental no hubo nada, tocaron a su puerta y atendió de prisa fue una agradable visita de una linda rubia de cabello largo que parecía algo nerviosa, al final lo invito esta misma noche a cenar con ella y sus padres invitación directa de su madre, el rubio tuvo un escalofrío en su columna al recordar a esa mujer y obvio no rechazo la invitación Ino se alejo alegre de ahí, tan pronto se dio la vuelta la puerta volvió a replicar en esta ocasión Tenten lo miraba con una gran sonrisa, fue la misma situación solo que para el día siguiente, de nuevo acepto y la usuraría de armas se alejo silbado alegremente, el rubio entro a su casa.