2. ¿Un vino?

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Mensaje de POLAR: Oye, estoy con una amiga en casa, ¿quieres venir y nos tomamos un vino?

Recibí aquel mensaje mientras cenaba con mis amiges. 

Me puse nervioso al instante. El Theo de hacía unos meses habría dicho que no por vergüenza, pero a mi me apetecía muchísimo volver a verlo, y para que engañarnos, también me apetecía mucho subir a su casa, me generaba muchísima curiosidad.


Mensaje de THEO: Claro, me parece genial, pásame la dirección y en cuanto termine de cenar voy para allá.

Mensaje de POLAR: *Dirección* Aquí te esperamos, precioso.


No os voy a engañar, estaba bastante nervioso, más que nada, porque soy muy malo leyendo señales y si, nos conocíamos y llevábamos meses charlando vía redes sociales, pero ahora iba a estar en persona. 

Con lo que me suponía estar en su casa, con una copita de vino, sin carteles de aviso ni peligro.

Llegué a donde me había ido guiando el mapa. La dirección era en la misma calle que esta mañana. 

Subí a aquel ascensor, típico de las películas antiguas, donde se ven todos los mecanismos, andé hasta su puerta y timbré. 

- Hola! Has sabido llegar bien, ¿no? - se rio y me dio un abrazo y dos besos.

Era muy reconfortante estar ahí. 

Entré en aquella casa como quien pisa por primera vez un planeta nuevo; cauteloso, con cuidado y mirando absolutamente hacia todos los lados. 

Me llamaron la atención unas vigas de madera que adornaban el alto techo.

- Que preciosidad de casa, de verdad- salió de mi boca casi sin dudarlo.

- Muchísimas gracias, la verdad es que me encanta poder vivir aquí, tener invitados como tú y que se sientan cómodos.

Me miró desde el sofá color crema donde se había sentado. Fue entonces cuando me percaté de que había otra persona allí.

Tras los saludos de cortesía y las presentaciones, nos sentamos todos, repartidos entre sofás y sillas y nos servimos una copa de vino tinto. He de admitir que soy mas de vino blanco, pero en aquella ocasión, no iba a decir que no.

Yo no podía dejar de mirarlo todo. 

Tenía las paredes llenas de arte, ilustraciones por todos lados, libros, montañas de libros y canciones que en aquel momento no oía pero que mas adelante cobraron sentido para mi.

- Pues conocí a Theo por internet, hablábamos de unas cosas y nos acabamos encontrando por las redes y le dije que cuando viniera a Madrid, teníamos que vernos - le contaba Polar a su amiga.

- ¿Y a que te dedicas? ¿ Qué es lo que haces? - me preguntó ella.

Yo, tembloroso y sin saber muy bien que decir, comencé a intentar explicar que me dedicaba al arte, que mi pasión era poder crear y recrear ideas, conceptos y mensajes para que llegaran a la mayor cantidad de gente posible y el mundo pudiera ser mejor paso a paso.

En realidad, no se si supe explicarme, porque mientras ella y yo hablábamos, Polar se dedicaba a mirarme fijamente y rozar con su pie el mío.

Él solo llevaba calcetines, lo que me hacía sentir el movimiento de su pie mucho más cercano a los míos.

Mi copa de vino se iba vaciando, y yo esperaba que mis vergüenzas también lo hicieran, pero estaba demasiado nervioso y cada vez que le miraba, me imponía más y más.


Mensaje de POLAR: Eres guapísimo, te besaría ahora mismo.


Mis mofletes enrojecieron de golpe al leer aquella notificación en mi pantalla del móvil. 

No sabía a donde mirar, porque estaba claro que la tensión era palpable y que era algo mutuo, pero mi cabeza me tenía atado de pies y manos con pensamientos que mas tarde entendería que nunca debí haber pensado.

- ¿Dónde está el baño? - Pregunté con el hilillo de voz que me permitía el momento

- Aquella puerta antes de llegar a mi cuarto - dijo Polar señalándome una puerta corredera justo a mis espaldas.

Le miré durante el pequeño camino que mis piernas tuvieron que hacer hasta el baño. Él me sonreía. Era una sonrisa entre pícara y cariñosa. Hacía mucho tiempo que nadie me miraba así y creo que eso era parte de mi miedo.

Cuando entré al baño, ni si quiera tenía ganas de mear, solo quería echarme agua en la cara y que se me pasara aquel verano instantáneo que mi piel había decidido crear. 

Era primeros de Enero, y aun así, notaba el calor sofocándome por completo.

Decidí salir del baño, y con la excusa de estar más cómodo, me senté en el sofá, donde estaba más alejado de Polar, por si acaso.

La conversación derivó en la fiesta para la que principalmente había venido a la capital, y para mi sorpresa (en realidad, no) ellos también iban.

- Pues si quieres puedes venir con nosotros, vente a casa, nos arreglamos juntos y luego vamos hacia allá.

- Guay, me parece genial, así entro con gente conocida, que allí no conozco a nadie - dije yo.

- Perfecto, pues mañana nos vemos después de comer en esta dirección y vamos juntos -  me dijo mientras me mandaba por WhatsApp la dirección.

- Genial, ahora creo que me voy a ir para el hotel, pues tengo que dormir algo para aguantar la fiesta de mañana...

Dicho esto me levanté y me despidiéndome de todos, me acerqué a la puerta. Nada más cerrar aquella puerta, mi móvil vibró.


Mensaje de POLAR: Me ha encantado verte, sigo con ganas de besarte.


Theo descubre el circulo Polar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora