Haley
Sin siquiera abrir los ojos ya sentía como si mil espadas estuvieran clavadas en mi cabeza. Abrí los ojos poco a poco entrecerrándolos ante la luz enceguecedora que entraba por mi ventana. Me sentía tan mal que solo quería estar acostada todo el día, pero entonces recordé que tenía muchos compromisos y que no podía suspender ninguno.
La puerta se abrió y Liam ingresó con una bandeja de desayuno. Siempre que él llegaba por las mañanas, traía consigo el delicioso aroma del café pero por suerte ese día me había traído un té, porque tenía el estómago revuelto.
— ¿Por qué tuve que beber tanto? —lloriqueé haciendo un gran esfuerzo para poder sentarme en la cama, acariciando mi abdomen como si eso fuese a hacer que me sintiera mejor y el malestar desapareciera.
—Te dije que no te emborracharas —susurró acercándose a mí y sentándose a mi lado.
—Sí, pero no quise escucharte —él asintió con la cabeza ante mis palabras y me entregó la bandeja. La acepté y agradecí con todo mi corazón que estuviese a mi lado siempre y que fuese tan atento—. Gracias —susurré observándolo con una sonrisa. Él se rascó la nuca con algo de nerviosismo evitando mi mirada.
Tragué la pastilla para el dolor de cabeza con ayuda del agua y luego tomé el té sin siquiera ponerle azúcar. No quería sentirme mal aquel día y esperaba que aquel vacío y malestar que sentía en el estómago, desapareciera pronto.
—Entonces, ¿Qué fue lo que hiciste anoche? —preguntó él mirándome con el rostro serio. No sabía identificar si era curiosidad, enojo o decepción lo que sentía Liam en ese momento. Le sostuve la mirada para luego bajarla y mirar mi taza de té. No podía creer que aquello me estuviera pasando. No podía creer que la noche anterior siquiera había sido real.
—Yo —volví a mirarlo a él—... no puedo recordar nada —confesé. Él suspiró, decepcionado de que yo hubiese tenido una noche así, de la que no pudiera recordar nada. Yo también me sentía decepcionada de mí misma. Quería divertirme y beber un poco de alcohol, pero definitivamente nunca pensé que terminaría con aquella laguna en la memoria y mucho menos con el malestar que sentía.
"—Estoy segura de que hubo alcohol —bromeé para aligerar el clima haciendo que riera por lo bajo. Luego conectó su mirada con la mía y me contempló por largos segundos sin decir nada— ¿Qué pasa?
—Nada, es solo que... tenía la esperanza de que recordaras para que me pudieras contar tu primer noche alocada —respondió sonriéndome y haciéndome sonreír. Sentía que había algo más detrás de sus palabras pero no podía saber qué era.
—Sí, yo esperaba lo mismo... ¿Qué hora es?
—Son las ocho.
—Y tengo que estar en el estudio para grabar a las diez —me quejé llevando una mano a mi rostro sintiéndome desganada y sin ganas de hacer nada aquel día.
—Sí, deberías estar en el estudio a las diez, pero como soy tan misericordioso cambié tu hora de grabación para las tres —aclaró haciéndome sentir aliviada. Le dediqué una sonrisa, agradecida y acaricié su brazo con mi mano.
—No sé qué haría sin vos... —susurré con suavidad pero él aun así llego a escucharme y sentí cómo se tensaba ante mis palabras. Tomó mi mano entre las suyas y la llevó hasta sus labios dejando un beso sobre mis nudillos que hizo aletear a mi corazón desbocado. Luego se puso de pie y comenzó a alejarse. Sabía que esa era su forma de rechazarme. Un gesto dulce y luego alejarse, y que el gesto dulce solo era para no hacerme sentir mal, pero no funcionaba porque solo me hacía ser consciente de lo que nunca recibiría de él.
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Un beso y una estrofa | PRIMEROS CAPÍTULOS
RomanceHaley, la famosa cantante del momento tiene todo lo que podría desear, pero no puede evitar que sus suspiros tengan el nombre de su representante, Liam. Ahora Haley se encuentra frente al dilema de si debería arriesgarse o no, sabiendo que sus senti...