No recordaba cuando había sido la última vez que recibió un poco de cariño. Probablemente fue cuando era un bebé o estaba en una edad en la cual no adquirió ese recuerdo. Nunca le importó, su familia jamás fue de demostrar afecto, el contacto físico se limitaba a un apretón de manos si es que había suerte de hacerlo en alguna fecha importante o cuando conocía a alguien.
Su hermana, al ser dos años mayor que él, en el momento que se graduó de la secundaria comenzó a salir con chicos que al igual que su familia, tampoco eran muy demostrativos y a consecuencia de eso, ella terminaba cansándose bastante pronto pensando que no había nada de divertido en tener una relación.
Zhongli vivió con eso toda su vida, hasta que un chico de sonrisa radiante llegó a su vida.
Si tuviera que explicarlo de alguna manera sería la siguiente: el mundo de Zhongli se veía en una escala de grises y Childe desbordaba arcoiris.
Fueron sus personalidades contrarias que provocó curiosidad en ambos en aquella época de secundaria. Su amistad fue creciendo poco a poco y evolucionando hasta el punto de volverse inseparables.
El día de su graduación fue un momento que Zhongli nunca iba a olvidar. Su familia (incluyendo a su hermana mayor) tuvieron un ligero imprevisto por lo que no tuvieron oportunidad de presenciar ese momento importante en la vida de Zhongli. Este no estaba para nada sorprendido, triste o si quiera demostraba algo ante esa situación y continúo su graduación como si ese evento se tratara de algo que no valía la pena. Sin embargo, Childe al enterarse sentía impotencia por ver a Zhongli actuar de esa manera al mismo tiempo que estaba triste.
Después de que Childe llorara lamentándose que su familia no asistiera, y lo felicitó en una extraña mezcla de emociones, transmitiendoselo en un abrazo.
Zhongli se quedó en su lugar sin saber cómo reaccionar pero en el momento que sintió las lágrimas del menor mojar su traje, se dió cuenta de que no le mostaba. Childe se estaba preocupando por él y le dió una muestra de cariño que nunca antes había experimentado.
Desde entonces, Zhongli ama los abrazos.
Durante el tiempo futuro comenzó a soñar frecuentemente en despertar cada mañana sientiendo los brazos de alguien rodeándolo, indicándole que ese día será mejor solo con un gesto así de simple y que si alguna vez se siente triste, molesto, frustrado o cualquier otra emoción mala... estarían para reconfortarlo.
Ya no se trataba de un sueño, se trataba de despertar cada mañana junto a Childe, ver ese cabello caer sobre su frente y ojos, su boca ligeramente abierta y sus brazos buscando desesperados a Zhongli lo que le daba sentido a su vida. Sin olvidar mencionar la mejor parte: despertar a Childe con pequeños besitos en su rostro y labios, endulzar sus oídos con su risa y sonreír de oreja a oreja musitando un «buenos días, amor.»
Zhongli ama los abrazos. Solo amaba los abrazos de Childe.