CAP 4

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— Adiós Sam, escribe cuando llegues —se despidieron los padres de Sam cuando este metía la última caja en el maletero.

— Señora Witwicky cálmese, se va a la uni no a la guerra —traté de tranquilizarla mientras ella parecía tratar de competir por quién tenía más caudal de agua, si sus ojos o las Cataratas del Niágara.

— Sentimos mucho no poder acompañarte —dijo Mikela mientras abrazaba a su novio.

— Sí, mi hermano volvió hace poco de Shanghái y dice que tienen que hablar conmigo — contesté yo mientras terminaba de ponerme el chaleco— . Y eso de que me haya dicho que vaya preparada no me anima en lo absoluto.

— Bueno, pues mucha suerte, y ten cuidado de no convertir a nada no humano en humano —rió Sam antes de que yo le echase una mirada poco amable. Luego suspiré.

— Bee, cuando puedas por favor acércate a la base — le pedí girándome para dejar a un lado a Sam. Él le dio al claxon en señal de afirmación y yo sonreí hasta que de pronto el ruido chirriante de los gemelos al llegar me hiciese suspirar. Siempre tan dramáticos— . Me voy chicos — me despedí con la mano de ambos sabiendo entonces que debía irme, no obstante antes de hacerlo le di un pequeño beso al capó de Bee como despedida— . ¿Era necesario que vinieseis los dos?

— ¿Y ese beso a Bee, Alex? — preguntaron ellos con burla omitiendo mi pregunta.

— Cerrad la boca mejor —bufé rodando los ojos, luego me aseguré de que mis guantes estaban bien puestos y me monté en el asiento del conductor de Mudflap antes de que estos arrancasen y me llevaran a la base en la que, al llegar, mostré mi identificación para que me llevasen directamente a dónde estaba mi hermano.

— ¿Qué es lo que ha ocurrido? — pregunté al llegar dirigiéndome a donde estaban las pantallas que mostraban al coronel con una cara peor a la mía.

— Un cabronazo de los del presidente ha venido a fastidiar un rato — comentó con una mueca de aburrimiento y hastío.

— Qué novedad — suspiré negando con la cabeza— . ¿Qué quieren esta vez?

— Que los autobots se vayan del planeta— contestó mientras yo solo podía abrir los ojos como platos.

— ¿Es coña no?— cuestioné sorprendida.

— No lo es agente Lennox, aunque nos gustaría que lo fuese la verdad.

— ¡Quiero hablar con el portavoz de esas cosas, ahora! — gritó entonces una voz a lo lejos, un hombre de traje que vociferaba en medio de todos los militares ganando la mirada fastidiada de todos.

— Creo que te buscan — sonrió el coronel. Yo le sonreí a la pantalla con hipocresía antes de ir hacia el hombre.

— ¿Qué ocurre aquí? — pregunté mientras me acercaba al hombre que casualmente estaba gritando frente a mi hermano.

— Quiero hablar con el portavoz de esas cosas — repitió el hombre con exigencia.

— La tiene delante — informe tratando de mantenerme en calma, el hombre por el contrario se sorprendió— Hable.

— ¿Es una broma? No eres más que una adolescente — replicó mientras yo trataba de mantenerme en calma, no porque quisiera, sino porque no quería freírlo por error.

— Usted quiere hablar con la portavoz de los autobots y aquí me tiene, si no es de su agrado hablar conmigo entonces hablará directamente con el líder de los Autobots— respondí con cierto tono de molestia. El hombre dio un respingo, el cual se convirtió en un grito ahogado cuando una voz intervino.

BUMBLEBEE ||2||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora