CAP 5

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—Sam está actuando muy extraño —comenté mientras esperábamos a Bee—. No soy la única que lo ha notado, ¿verdad? —Los demás negaron—. Llamaré a Mik a ver si sabe algo —dije mientras rezaba porque lo cogiera—. ¿Mik?

—Alex, hola, tengo varias llamadas perdidas tuyas. ¿Todo bien?

—Eso lo quiero saber yo, te noto molesta —comenté al notar el tono de voz con el que hablaba.

—Es sobre Sam, hoy habíamos quedado en tener una cita online, pero no se ha conectado —contestó ella antes de que un ruido se hiciese presente al otro lado de la línea.

—¿Todo bien, Mik?

—Sí, aunque voy a ver qué ha sido eso —y dicho esto colgó.

—Según dice tenía pendiente una cita online con Sam pero este no se ha llegado a conectar —informé haciendo una mueca mientras llevaba una mano a mi cabeza.

—¿Estás bien? —preguntó Jolt acercándose.

—Es solo que estoy un poco mareada, nada más —contesté.

—Has usado demasiada energía hoy, Alex —dijo Optimus—. Deberías descansar, no es bueno que la uses mucho, tu cuerpo aún debe acostumbrarse a ese poder —asentí antes de sentarme en el césped, justo en ese momento llegó Bee.

—Listo para irnos —contestó antes de verme—. ¿Estás bien, Alex? —preguntó preocupado acuclillándose a mi lado.

—Awww, mira qué tierno se ve Bee preocupado de su novia —bromeó Skids, ganándose que le disparase con la escopeta. Él se quejó.

—Será mejor volver —aseguré mientras me ponía en pie. Fue un error hacerlo pues, en cuanto mis pies se irguieron sobre el césped, mi mente se volvió oscura y mi cuerpo pesado hasta chocar contra el suelo. Después ya no hubo nada más.

Desperté en la enfermería de la base militar, con varias vendas en las manos y la cabeza. En cuanto traté de levantarme una doctora vino para obligarme a seguir tumbada.

—Wow, lo siento mucho, agente Lennox, pero debe quedarse en la camilla —contestó ella.

—¿Qué ocurre? —pregunté confundida.

—Ayer los autobots te trajeron inconsciente —comentó la mujer—. Has tenido un colapso.

—¿A qué se refiere? —pregunté mientras me sentaba en la camilla y miraba hacia las imágenes de lo que supuse eran mis escáneres.

—Te hemos hecho pruebas de todo tipo y como puedes ver tu cerebro no tiene daños significantes —comentó señalando una pantalla—. Sin embargo, tu cuerpo está molido —señaló otra pantalla—. La enorme carga de energía que posee tu cuerpo ahora mismo es descomunal, aún nos estamos preguntando cómo es que sigues viva.

—Qué tacto —ironicé. Ella, sin embargo, me ignoró.

—La energía de tu cuerpo no se centra en ningún lado en especial, recorre tu cuerpo una y otra vez como la sangre, no ataca a tu cuerpo ni tampoco dificulta ninguna función vital, tan solo se mueve con calma como si la hubieses llevado toda la vida —contestó tranquilizándome en gran parte—. Pero no llevas con ella desde que naciste y ese es el problema, el cuerpo produce señales de alerta cuando algo anda mal para informar de que algo va mal. Por eso nos ponemos enfermos cuando cuerpos extraños entran a nuestro organismo, el que la energía no haga saltar las alarmas de tu cuerpo es peligroso, porque pese a no notarlo usar esa energía tan descontrolada hace que tu cuerpo se agote sin saberlo.

—Que bien, entonces no debo usar mucho esto o me acabaré matando sin siquiera darme cuenta —contesté mirando mis manos.

—Los guantes de cuero que utilizabas te ayudaban a que esa energía no saliese, pero no la controlaban, claro, con tantísimos nervios en las manos son un buen punto de salida para esa energía tan caótica —me explicó mientras comenzaba a quitar algunos parches con cables de mi cabeza—. Durante tu tiempo inconsciente los del laboratorio han creado un prototipo de prueba para ti, unos guantes y una camiseta interior reforzada que gracias a la nanotecnología que compartió Optimus muy posiblemente te ayuden a controlar mejor toda esa energía que almacenas. Como conductores catalizadores.

BUMBLEBEE ||2||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora