CAPITULO 2

795 160 88
                                    

Kaia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kaia

Ya han pasado doce días desde que les conté a mis padres mis planes y he de decir que ha sido difícil hacerles entrar en razón, mi padre estuvo una semana sin hablarme hasta que por fin logro comprender que no iba a cambiar mi decisión.

Mi madre por otro lado se ha mostrado un poco mas comprensiva con la situación, y aunque se que le cuesta dejarme ir se lo ha tomado con más calma.

Estoy a dos días de partir y no puedo evitar que me carcoman los nervios cada vez que pienso en mi partida, porque si bien ha sido mi decisión, no estoy acostumbrada a estar sola en un lugar desconocido para mi donde tengo que empezar de nuevo. Cada vez que lo pienso intento convencerme de que esto va a ayudarme a salir del hoyo de sentimientos que me embargan a todas horas y eso me da fuerzas para seguir a delante con mi decisión.

Cuando pensé en el lugar al que me gustaría ir imagine un sitio tranquilo, rodeado de naturaleza y alejado de la ciudad, por eso escogí Delfos, un pueblo en Grecia situado en las montañas y apartado de la gran civilización. Me gusta pensar que allí encontraré la paz que necesito para ordenar mi mente y mis sentimientos.

Mientras sigo dándole vueltas a millones de cosas, sigo empacando las maletas hasta que mi madre entra a mi habitación.

—Hola hija ¿Cómo vas con los preparativos? —Pregunta mientras se sienta en la cama para hacerme compañía.

—Bien mama ya casi termino, solo me faltan las últimas cosas por meter. —Digo mientras acomodo todas mis pertenencias en la maleta.

—Por cierto, no te pregunté, ¿Dónde te vas a hospedar en tiempo que dures allí? ¿En alguna residencia de estudiantes o un piso compartido?

—No mama, es un pueblo pequeño, ni si quiera hay residencia de estudiantes. —Digo con un ligero tono divertido en mi voz. —Estuve buscando que opciones tenía y encontré una casa muy pintoresca a las afueras de la ciudad. Al parecer una señora mayor vive sola allí y como la casa es bastante grande necesita un poco de ayuda. Me ofreció quedarme allí a cambio de ayudarla un poco con la casa, así no tendré que pagar alquiler.

—¿Estás segura de esto hija? —Su rostro se transformó y pude notar en su rostro un gesto de preocupación—No me da mucha seguridad que vayas a una casa con alguien que no conoces de nada y encima a las afueras del pueblo.

—Mama, es una señora mayor, dudo mucho que sea peligrosa. —Un tono de mofa cubrió mi voz mientras hablaba. —Además he hablado con ella varias veces y parece una persona bastante agradable, simplemente necesita un poco de ayuda y compañía.

—Bueno... confió en que hayas elegido bien. —Puedo notar aun un poco de preocupación en su mirada. —Y espero que no te olvides de nosotros y que nos llames todos los días. —Lo dice con un tono serio, pero puedo notar la diversión en su voz.

El juego del cazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora