CAPITULO 3

636 126 76
                                    

Kaia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kaia

Llevo ya dos minutos parada delate de la dichosa puerta debatiendo si debo llamar o no, tengo miedo de lo que me voy a encontrar al otro lado, solo llevo dos horas en este pueblo y ya me he llevado varias sorpresas.

Al final me decido, con la mano temblorosa doy dos golpecitos en la puerta y espero deseando que se abra rápido, tampoco es que me haga mucha gracia permanecer fuera por mucho tiempo porque está empezando a oscurecer y este maldito bosque me da escalofríos.

Agudizo el oído y oigo unos pasos lentos detrás de la puerta, que se abre al cabo de unos segundos dejando ver a una señora mayor, bajita y ligeramente encorvada, usa un bastón y lleva un pañuelo suelto cubriendo su pelo. Echo una mirada disimulada al interior de la casa y la apariencia del interior no dista mucho de la del exterior << Genial, voy a pasar un año en una casa en mitad de la nada donde perfectamente se podría rodar una película de terror >>.

—Buenas tardes, tú debes ser Kaia ¿Verdad?

—Buenas tardes señora Johnson, sí, soy Kaia. Disculpe que haya llegado a esta hora, sé que le dije que llegaría antes, pero tuve un pequeño inconveniente.

—No te preocupes querida, ven, entra, ya está empezando a hacer frio fuera—Me invita a pasar mientras se hace a un lado para que pueda meter mis maletas a la casa.

Una vez dentro me dirige al salón que es bastante amplio y tiene una tenue iluminación que le da un aspecto sombrío, el mobiliario se ve anticuado y por las ventanas se puede ver el jardín, un poco descuidado << Parece que nunca hubiesen cortado el césped, apuesto a que si salgo me llegará hasta las rodillas >>

—He preparado un té para que nos sentemos a charlar un poco, siéntate querida, estas en tu casa. —Me indica a la vez que se sienta en un sillón individual que se encuentra al frente del sillón de tres plazas en el que tomo asiento.

—Muchas gracias, señora Johnson.

—Bien, como ya sabes el único requisito para tu estadía es que me ayudes con las tareas del hogar, como puedes ver ya estoy mayor y me cuesta bastante mantener la casa limpia y en orden. —Dice para después tomar un sorbo de su taza de té.

Desde que hemos entrado al salón no ha dejado de mirarme fijamente y, a pesar de que ha sido bastante amable conmigo, su mirada me inquieta bastante, no sabría como explicarlo, pero resulta un tanto intimidante.

—También quiero darte un par de consejos antes de mostrarte tu habitación. —Se acomoda en el sillón. —No te recomiendo que camines muy tarde por el bosque, por aquí hay animales salvajes y cuando empieza a oscurecer salen a cazar, puede ser peligroso.

Se que al tratarse de un bosque puede haber animales salvajes y puede ser peligroso, pero no deja de darme la sensación de que me esta ocultando algo, tuve la misma sensación cuando hablé esta tarde con Adara.

El juego del cazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora