Capítulo 14

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El joven Omega se encontraba tan aburrido de estar encerrado en casa, su madre le tenía rotundamente prohibido salir a andar por la manada y no había mucho que hacer dentro de esas paredes. Suspiró resignado y se apartó de la ventana para irse de regreso a su habitación. 

— Pss, Hoseok-ssi — el nombrado movió las orejas en varias direcciones hasta girarse hacia la persona que emitió el susurró. 

— ¿Qué sucede, Jungwon-ssi? — inquirió de igual manera, viendo con curiosidad como el beta miraba hacia ambos lados escondido tras una pared. Le hizo varias señas indicándole se acerque. Hoseok lo hizo con cierto recelo, si bien aquel beta parte de la servidumbre se había vuelto cercano, no podía confiar del todo en alguien.

— Sígueme.

Jungwon rio bajito, tirando de la muñeca del Omega con poca fuerza, arrastrándolo por pasillos pocos transcurridos de aquella enorme casa. Ya tenía todo planeado, a esa hora los alfas que custodiaban a la familia líder estaban en sus descansos y los pocos que quedaban en cambio de turno se hallaban en la parte delantera.

Ambos salieron con sigilo, el beta ayudó a Hoseok que seguía sin entender que pasaba, pero asustandose al ver las intenciones del sirviente.

— Espera ¿qué crees que haces? Mamá me va a matar si se entera — tan solo de poner un pie fuera todo su cuerpo se estremeció.

-— No tengas miedo, ella está en la manada vecina ahora — informó, pero el contrario movió su cabeza en negación, aferrándose de la puerta en total terror.

— Papá se va a dar cuenta y le dirá a mamá y me castigarán y... No, no, no — se cruzó de brazos, marcando su insistente negativa, pero Jungwon no pensaba quedarse solo con todo lo que había preparado.

— El señor Jung se encuentra donde el curandero en busca de sus lociones y ungüentos. Vamos, arriésgate ¿acaso no era tu sueño poder interactuar con los demás miembros de la manada y saber sus inquietudes? — el contrario asintió dubitativo — Pues, ¡ahora es tu oportunidad! Sé valiente.

— No, más vale aquí corrió cobarde que aquí murió valiente — asintió convencido con su lema de vida que lo había salvado de muchas.

Jungwon abultó su labio inferior empezando a hacer una rabieta, recurriendo a su último recurso al ver que el Omega no daría su brazo a torcer tan fácilmente. Se arrodilló en el suelo con ambas manos en formas de plegaria y su frente tocando la sucia tierra.

— Por favor — volvió a insistir.

Si bien era algo normal que los demás miembros de la manada guarden respeto por sus líderes, a Hoseok le incómoda que se inclinen tanto al momento de saludar o que mantengan la cabeza gacha cuando le informan de algo. Razón por la que solicitaba a los betas que trabajan en su casa que no lo hiciesen, recibiendo regaños por parte de su madre alfa, ya que dentro de poco tomaría parte de mando en el lugar al contraer nupcias con la hija alfa de la manda vecina y debía acostumbrarse a esos tratos porque es la tradición. Todos debían guardar respeto e inclinarse ante sus líderes, teniendo, terminantemente, prohibido mirarle a los ojos si no se le era solicitado. Pero aquello no iba con Hoseok, él se sentía -o al menos quería hacerlo- parte de los demás, no le gustaba tener tanta atención sobre él, ya que eso solo aumentaba la presión de ser perfecto.

— Oh, vamos. Levántate de ahí, Jungwon. No hagas eso — dijo abochornado, mirando para otro lugar. Si ya de por si le resultaba incómodo que otras personas lo hicieran, resultaba peor si era una persona medianamente cercana la que lo hacía.

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