capítulo 2

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La noche había caído ya, los grillos cantaban y los árboles se mecían al compás de la brisa creando un arrulló reconfortante.

Había sido un viaje agotador por lo que decidieron comer algo ligero para irse a dormir, aunque la pareja prefirió ir a dar un paseo antes, con Jimin en su forma animal.

Él se quedó en la cabaña, no quería hacer de mal tercio, miraba desde la ventana el bonito cielo estrellado, los astros brillaban con más fervor aquella noche haciéndolo sentir en paz.

Por su cabeza pasó el momento en aquel riachuelo y su piel se volvió a erizar con tan sólo el recuerdo. Se decía a sí mismo que lo olvidara, muy probable era el producto de su imaginación al encontrarse perdido.

Sonrió como tonto enamorado al imaginar cómo hubiera sido la reacción de su antigua Omega, primero le hubiera dado algunos golpes y regaños antes de abrazarlo y darle besos por todo el rostro diciéndole que tuviera más cuidado y no la preocupara así.

Volvió su mirada hacia los árboles suspirando para después mirar, nuevamente, el firmamento. No podría decir cuánto tiempo se quedó en la ventana con la mirada perdida en el cielo y la suave brisa meciendo sus cabellos, pero seguro lo suficiente para que sus mejillas se pusieran frías al igual que su nariz un poco rojiza.

La noche comenzaba a hacerse más fría de lo que ya estaba, por lo que decidió adentrarse a la habitación, escuchó unas risillas acercarse así que volvió a asomarse para ver a sus amigos caminando a la cabaña tomados de las manos. Namjoon había llevado ropa abrigada por si su amado se cansaba de las 4 patas y los cambiaba por pies; más vale prevenir que lamentar.

Taehyung sonrió enternecido por la azúcar que derramaba la pareja siempre que estaban juntos, era algo que le alegraba mucho, ellos no se dejaban llevar por los comentarios de las demás personas solamente ser felices con su amor.

Se tiró a su cama, envolviéndose entre las sábanas listo para dormir y tomando una almohada para abrazar.

Y poco a poco comenzó a caer en los brazos de Morfeo. La cama mullida y las mantas estaban calentitas en contraste con la brisa que entraba por la ventana creaban el ambiente perfecto para descansar.

Sangre. Personas. Una Omega en la carretera. Luces policiacas. Sirenas de ambulancias. Cámaras... todo era tan vívido y agobiante, sentía su corazón oprimirse, asfixiándolo por completo, y lágrimas comenzaban a formarse... Oscuridad... Ya no esta en aquella horripilante escena, pero esta parecía el infierno mismo. Sangre por todos lados. Cuerpos tirados por ahí. Fuego en algunas casas. Un chico al que no podía ver el rostro, pero lloraba desconsolado.

Volteó a ver a su alrededor, todo era horrible, mujeres, hombres, niños, ancianos... todos muertos. Regresó su vista al frente para encontrarse con una escena que le helo la sangre e hizo que su estómago se revolviera.

Un chico joven atado en una cama, completamente desnudo, con las piernas abiertas manchadas de sangre, lleno de golpes y con un corte en el cuello que parecía fresco sangrando en demasía. Su cara reflejaba terror absoluto; al lado de ese chico estaban otras dos mujeres, una colgando de una soga y otra con una espada atravesando su cuerpo, ambas desnudas y con heridas de látigo de las que caía el espeso liquido rojo. La cara de ellos no representaba otra cosa que terror. 

Toda una familia completa había sido torturada y asesinada en ese lugar. No quería ver, quería correr y borrar esas imágenes de su cabeza, todo le daba vueltas y sentía que perdía fuerzas. Miro sus manos repletas de aquel líquido rojo, miro sus pies dándose cuenta que había un charco de aquella sustancia rodeandolo. 

Gritos desgarradores se escuchaban a la lejanía y comenzando a aumentar con el pasar de los segundos acompañados de murmullos que se convirtieron en voces en su cabeza repitiendo lo mismo << ¡Tú eres culpable! ¡Tú lo hiciste! ¡Tú merecías morir>> 

➹Ordinarie || Vhope OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora