Para aquellos abrazos que curan nuestras heridas.
-¡Me he enamorado!- exclamo mi compañero.
-¿Y cuando conoceré a la nueva víctima?- pregunte sin entusiasmo.
-Quizás nunca, no lo sé- dejo escapar un melancólico suspiro.
Me limite a mirarlo como quien no entiende y continúe ocupando mi atención en el trabajo.
-¿Crees que pueda correr otra vez con la misma suerte de esta mañana?- interrumpe mi concentración.
-No he seguido la historia, lo siento.
-Subí al metro tarde esta mañana, me encontré con sus ojos tristes que veían por la ventana- le prestó atención pero mi vista no se aparta del monitor –quise saber su nombre, no sé porque, solo quería saberlo así que me senté a su lado. Le pregunte su nombre al cabo de unos minutos, su respuesta puso mi cabeza al revés.
-¿Qué respondió?- con curiosidad le prestó ahora toda mi atención.
-No tengo nombre, murmuro sin regalarme ni pizca de su mirada.
-¿Cómo puede no tener nombre?- le interrumpo.
-No lo sé pero su voz estaba quebrada, casi tan quebrada como sus ojos. La verdad es que en ese momento pensé que toda ella estaba quebrada y no pode evitarlo. Intente contenerme pero no pude...
-¿Qué hiciste?- intento acelerar el ritmo de la historia.
-Tome su mano, estaba helada como el hielo, al cabo de unos segundos sentí como mi calor le ayudaba a subir un poco la temperatura y ella sonrió. Sonrió y me regalo su mirada entera, inevitable fue para mí no corresponder su sonrisa y entonces con su dulce voz me dijo, "a veces solo hace falta un abrazo"- su voz presume ilusión pero no cubre por completo la nostalgia que le debe generar el final de la historia.
Sus manos permanecen unidas y sus dedos entrelazados, su mirada se siente perdida y ya lleva unos cuantos segundos guardando silencio.
-¿Qué más ha pasado?- le presiono un poco.
-Le permití apoyar su rostro en mi hombro mientras la sujetaba con mi abrazo, el metro se detuvo y llego el momento de despedirse, lo hizo con un beso mi mejilla y me dio las gracias por regalarle calor y compañía. No sé qué pena carga, no sé quien la quebró pero deseo que este bien, que sus ojos se tornen alegres y que al final de su camino, o quizás en mitad del mío, nos abracemos una vez más.
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Feliz domingo de Amor Fugaz, personitas bonitas.
Esta historia le gusto tanto a mis amigas, que se a vuelto muy especial para mi.
¿Ustedes también tienen la sonrisa rota?
Que mañana inicien la semana bien lindo, un besito.
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Amor Fugaz
Short StoryHistorias cortas. Esos amores que florecen de manera espontanea tras una mirada, una sonrisa, un gesto de cortesía o incluso tras un accidente. Aquellos que encuentras en el bus o en el vagón del tren, mientras caminas a tu trabajo o simplemente re...