《capítulo XII》

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Hace bastante frío como para levantarme. Lograba oír risas de mis pequeños, brincos sobre mi cuerpo. Algo como si me estuvieran insistiendo a abrir mis ojos.

-Raay, oh Raay. -susurran en mi oído. -Traigan la campana.

Yo sólo me remuevo entre mis sábanas, tan grandes y calentitas. Me encimé la almohada sobre mi cabeza ya sabiendo su siguiente movimiento.

-¡Ahg!... -logré escuchar el quejido del mayor. -Ah... -sentí un aliento cerca de mi oído hasta que oí la frase. -Mira que sino te levantas el demonio te comerá... y el príncipe 'Bola de Nieve, Idiota' no te salvará.

-Mmm... pues que pena. -me hundí más adentradome en mis deliciosas sábanas. -Ese príncipe como que se olvidó de mí... además el demonio que me comerá... -apreto mis puños, preparándome para atacarlos. - ... ¡los comerá a ustedes! -y levanté mi cuerpo adormilado, saltando hacía ellos haciéndoles cosquillas.

-¡Ahh! ¡Mamá, Ray otra vez volvió a tomar café y leer libros extraños! -exclamó Kally, una de las más pequeñas. -¡Mamá!

-¡¿Qué ocurre?! -la puerta fue aventada por la mujer mayor con un semblante enfurecido. -Ray, levántate ahora mismo.

-¿Mmm? No quiero, a veces creo que merezco un día de descanso de tanto soportar a estos mocosos... hmp. -tiré nuevamente mi cabeza en la almohada que llamaba mi nombre, sintiendo la obligación de reacomodarme en ella.

-¡¿No recuerdas que hoy tienes tu primera...?! -no termino de articular la última palabra por mi inminente desaparición en el cuarto. Siendo que rápidamente me vestía en el baño.

-¡¿Por qué no me despertaron?! Dios... abuela querrá matarme. -brincoteaba por la inmensa dificultad que daba colocarme mis zapatos.

-Ya no importa. Anda, ve a desayunar.

Sí, puede que mi actitud me parezca un tanto grácil en el orfanato, un poco. Pero ellos me provocaron la confianza y desquites a ser honestos con ellos, respecto a ser más afligido con mi entorno aquí.

-¿No comerás? -dijo Isabella tratando de, mínimo, envolver mi desayuno para que lo lleve.

-No puedo ahora, ese tal auto negro dijo que me llevaría a la hora exacta, sin retrasos. -solo dí una mordida a mi tostada y un trago de mi café matutino. -Tranquila, me compraré algo en por allí. Adiós. -le di un diminuto beso en su mejilla. -Adiós niños, compórtense con mamá.

-Claro, papá. -muchos saludaron desde sus lugares de comedor.

-Recuerden... -los señale apuntandolos. -Coman bien...

-Estudiemos bien y pórtemonos bien, porque sino los demonios malos nos comerá y papá Ray llorará mucho. -Dijeron severos y con total seriedad.

-¡Lo último no es verdad!

-Ray ya vete, deben estar allí.

Sin replicar nada me retiré corriendo lo más que pude hasta la gigante y alta reja que lleva hacía el exterior. Al cruzarla, llegué al auto negro lujoso con dos hombres esperándome abriendo la puerta del auto.

-Buenas tardes, señorito Ray. -ingresaron ambos muchachos en el auto una vez que me invitaron al viaje. -Nosotros seremos sus conductores encargados de llevarlo y traerlo de su instituto como nos es correspondido. Por favor, si le urge en un futuro un pendiente y deba ausentarse, notifiquenos.

-Por supuesto. Muchas gracias. -quedé enternecido por su cortesía.

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°•▪Tengo suerte de enamorarme de Ti▪•°◇《Norman X Ray》◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora