El caldero chorreante

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—¡Harry! ¡HARRY!

Allí estaban los tres, sentados en la terraza de la heladería Florean Fortescue. Ron y T/N más pecosos que nunca; Hermione, muy morena; y los tres le
llamaban la atención con la mano.

—¡Por fin! —dijo T/N sonriendo.

—Hemos estado en el Caldero Chorreante, pero nos dijeron que habias salido, y luego hemos ido a Flourish y Blotts, y al establecimiento de la señora Malkin, y...

—Compre la semana pasada todo el material escolar. ¿Y como se enteraron que me alojó en el Caldero Chorreante?

—Nuestro padre —contestó T/N.

Seguro que el señor Weasley, que trabajaba en el Ministerio de Magia, había oído toda la historia de lo que le había ocurrido a tía Marge.

—¿Es verdad que inflaste a tu tía, Harry? —preguntó Hermione muy seria.

—Fue sin querer —respondió Harry, mientras Ron se partía de la risa—. Perdí el control.

—No tiene ninguna gracia, Ron —dijo Hermione con severidad.

—Me sorprende que no te hayan expulsado.. —dijo T/N.

—A mi también —admitió Harry—. No solo expulsado, lo que más me temía era ser arrestado —miro a Ron y T/N—. ¿No sabrá su padre por qué me ha perdonado Fudge el castigo?

—Probablemente porque eres tu. ¿No puede ser ese el motivó? —Ron encogió los hombros, sin dejar de reirse—. El famoso Harry Potter. No me gustaría enterarme de lo que me haría a mi el Ministerio si se me ocurriera inflar a mi tía. Pero primero me tendrían que desenterrar; porque mi madre me habría matado. Tu mismo le puedes preguntar a mi padre está tarde.

—¡Está noche nos alojamos también en el Caldero Chorreante! Mañana podrás venir con nosotros a King’s Cross —dijo T/N con emoción—. ¡Ah, y Hermione tambien se aloja allí!

Hermione asintió con la cabeza, sonriendo.

—Mis padres me han traído está mañana, con todas mis cosas del colegio.

—¡Estupendo! —dijo Harry, muy contento—. ¿Habéis comprado ya todos los libros y material para el próximo curso?

—Mira esto —dijo Ron, sacando de una mochila una caja delgada y alargada, y abriendola—: una varita mágica nueva. Treinta y cinco centímetros, madera de sauce, con un pelo de cola de unicornio. Y tenemos todos los libros —señalo una mochila grande que había debajo de su silla—. ¿Y que te parecen los libros mounstruosos? El librero casi se echó a llorar cuando le dijimos que queríamos tres.

—¿Y que es todo eso, chicas? —preguntó Harry, señalando no una, sino cuatro mochilas repletas que había a sus lados, en unas sillas.

—Bueno, nos hemos matriculado en más asignaturas que tú ¿No recuerdas? —dijo T/N.

—Son nuestros libros de Aritmancia, Cuidado de Criaturas Mágicas, Adivinación, Estudio de las Runas Antiguas, Estudios Muggles...

—¿Para que quieres TU hacer Estudios Muggles, Hermione? —preguntó Ron, volviéndose hacia Harry poniendo los ojos en blanco—. ¡Tu eres de Sangre muggle! ¡Tus padres son muggles! ¡Ya lo sabes todo sobre los muggles!

—Pero será fascinante estudiarlos desde el punto de vista de los magos —repuso Hermione con seriedad.

—¿Tienen pensado comer o dormir este curso en algún momento, chicas? —preguntó Harry mientras Ron reía.

T/N y Hermione no les hicieron caso.

—Todavia me quedan diez galeones —dijo Hermione comprobando su monedero—. En septiembre es mi cumpleaños, y mis padres me han dado dinero para comprarme el regalo de cumpleaños por adelantado.

Una Weasley más [Harry Potter X Lectora] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora