Capitulo 5

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Off

—Oh, Dios mío —gemí—. La lectura es tan aburrida.

Gun está acostado en la cama, masticando la punta de su pluma, en su segundo libro de hechizos ahora. Me mira y rueda los ojos. Lo he estado viendo llenar su cuaderno de notas y garabatos desde ayer por la noche, y sigue buscando en las pequeñas tiras de papel que ha hecho para marcar determinadas páginas.

Estoy a la mitad de mi primer libro, y ahora estoy un noventa por ciento seguro de que Papá le pagó a más de unos cuantos maestros para que me graduara. En serio, la mayoría de estos libros son inútiles. No sé lo que podría estar escribiendo. Echo un vistazo a su cuaderno en un descanso del cuarto de baño, pero por mí vida, no puedo leer sus garabatos.

Derrotado, arrojo mi libro después de notar que he estado leyendo la misma frase durante los últimos cinco minutos. No es sólo que la investigación es aburrida. Esa es la punta del iceberg. El resto del iceberg es el anillo invisible en mi polla y las pelotas sintiéndose como si estuvieran a punto de estallar. He estado dentro y fuera del baño todo el día, bombeando, tratando de aliviar algo de esta presión. Ayuda un poco, pero sólo hay el más pequeño goteo de semen, y el alivio nunca dura mucho tiempo. Es una solución temporal y nada más.

Dos días. Eso es todo lo que ha sido desde que jodimos, y ya estoy perdiendo mi puta mente. Si a Gun le molestaba, lo está haciendo mucho mejor que yo. Él piensa que no lo sé, pero puedo ver el final del plug, apenas visible a través de sus vaqueros. Quiero arrancárselo y meter mi polla allí tan mal.

Gun me dijo que él piensa que el vínculo sólo se fortalecería si follamos, sin embargo. Dice que no debemos alentar nada. Recorrí el libro de historia sobre omegas y desafortunadamente hay especulaciones que respaldan la afirmación.

Anoche fue pura tortura. Escuché la respiración constante de Gun, mi polla se crispó, sabiendo que sólo estaba a una cama. Un destello de movimiento llamó mi atención y pude verlo frotándose en su sueño.

Apenas pude morder un gemido.

Me puse de pie y me agaché sobre él. Por sólo un segundo, me pregunté si despertaría si me metía allí muy rápido. En cambio, mordí con fuerza mi mano y me retiré al baño. No salí por dos horas. Cansado, suspiro y me sirvo un vaso de licor de malta. Gun menea la cabeza. —¿En serio?

—Cállate —gruño, bebiéndolo de un tiro. Dejé la botella y el vaso sobre mi mesa de noche, junto a mis reservas y cenicero. Me tumbé en la cama, agarré un porro y lo encendí. La yerba ayuda un poco. No me quita el dolor, pero me distrae de lo peor. Me pregunto lo difícil que sería encontrar algunos hongos en esta pequeña ciudad de mala muerte.

—¿Tienes que fumar eso aquí? —Gun murmura.

—No seas una perra tan llorona. —Replico.

Él resopla y vuelve a su libro. Sé que estoy siendo perezoso y he adherido a Gun con todo el trabajo. Ambos estamos cansados y malhumorados y puedo oler su necesidad, incluso si no lo demuestra.

Mis ojos recorren su culo redondo.

Gun me mira y me tira un libro sobre el estómago, provocando un gruñido molesto. Lo abro y veo que es un libro sobre vudú. Un cuaderno le sigue brevemente, aterrizando a mi lado.

—Solo lo míralo por encima —dice—. Marca todas las páginas que encuentres sobre magia de sangre y hechizos de enlace.

—Eres una mierda mandona, ¿verdad? —Gruñí, sirviéndome otro trago.

Con pereza, miro a través de las páginas. Hay hechizos para desterrar espíritus, convocar espíritus, y para mi diversión, hechizos para causar gases excesivos, y risas histéricas. Copio aquellos en mi notebook para usarlos más tarde. Conozco a algunas personas para practicar. Hay una lista de hierbas y sus usos. No entiendo mucho de lo que dice, pero marco esa área.

TRAMPA CALIENTE [Finalizado] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora